Rosa Salvaje

Rosa es traviesa, humilde y sin modales. ¿Podría enamorar al guapo y prestante Ricardo Linares el día que ella roba ciruelas en su casa? Quizá el destino intervenga, pero lo que comience por un capricho del joven termine convertido en amor.

Con las manos en la masa robando ciruelas, Rosa pide a Dulcina, hermana de Ricardo, y a Leopoldina, la sirvienta, que no la acusen con la policía, pero Ricardo interviene y ordena que le den comida y dinero. ¡Ella quedó flechada!

Ricardo busca a Rosa en casa de Tomasa para darle el dinero que le prometió, su visita la deja loquita de amor y decide mejorar su apariencia física. Más le vale esmerarse porque tendrá que enfrentarse con Leonela, la ex del galán.

Soñar no cuesta nada, Rosa, Cándida y Dulcina lo hacen. La primera anhela el amor de un hombre como Ricardo, las otras dos quieren casarlo con Leonela por su dinero a costa de lo que sea.

Rosa llora desconsolada luego de sentir el desprecio de Ricardo cuando lo busca en su casa, lo que no sabe es que a quien le habló es Rogelio, hermano gemelo de él. Paulette también está triste, lamentándose por no estar con la hija que abandonó.

¡Asunto aclarado! Ricardo le dice a Rosa que tiene un gemelo y le dice que vaya a su casa por víveres, en realidad, quiere fastidiar a sus hermanas, quienes lo esperan para cenar con Leonela y su prima Vannesa, pero esta cena tendrá una invitada especial.

Dulcina quiere volver añicos a Ricardo cuando este llega a la cena acompañado de Rosa, pero más coraje le dará cuando vea que se han quedado jugando fútbol. Al final de la velada, Cándida y Federico hablan sobre su amor escondido.

Cándida le advierte a Ricardo que Dulcina quiere casarlo con Leonela, le confiesa su relación con Federico y le pide guardar el secreto. Lidiar con semejante bruja no debe ser fácil, y si quiere verlo casado, pues él lo hará a su manera.

¿Dulcina y Cándida querían boda? Pues se les cumplirá el deseo. Ahora tendrán que averiguar quién es la mujer con la que Ricardo querrá casarse, porque ni Rogelio ni Leonela lo saben, de hecho creen que es una broma.

Ricardo le echa más leña al fuego con la intriga que formó en su familia al anunciar su matrimonio. Nadie sabe quién será su mujer, ni lo sabrán, porque quiere que la conozcan el día de su boda. Rosa quedará petrificada cuando sepa de quién se trata.

La tristeza permanente de Paulette aumentaría si supiera que le queda poco tiempo de vida a su esposo Roque, Pablo, su hijo, se encargará de guardar el secreto, aunque ella presiente que algo raro sucede y el recuerdo de su hija abandonada la consume.

Ojalá Ricardo se sienta como un canalla por la injusticia que comete con Rosa, pues Tomasa le cuenta la triste historia de la chica. Ella fue abandonada por su madre rica ante la presión de sus padres por haber sido concebida con un hombre pobre.

Dulcina y Cándida están que echan humo por su cabeza cuando se enteran que Rosa se casará con Ricardo, aturdidas corren a buscarla a su casa y le ofrecen dinero para que no acepte la propuesta, pero ¡el cariño verdadero ni se compra, ni se vende!

Mientras que Rosa y Ricardo se casan por lo civil, el par de hermanas solteronas de Ricardo planean amargarle la fiesta con una celebración sorpresa que los deje en ridículo.

Tomasa no puede pegar el ojo de pensar en el primer día de su ahijada en casa de los Linares, pero ¿Rosa se imaginaba cómo sería su noche de bodas? En su nueva familia tendrán que hacer de tripas corazón con su llegada.

Al verse sola en casa sin Ricardo, Rosa siente nostalgia y decide ir a casa de Tomasa, mientras camina casi la atropella Pablo, quien queda prendado por su belleza. Esta casualidad de la vida por algo habrá llegado.

Los pocos modales de Rosa en la mesa sonrojan a Ricardo. Dulcina y Cándida disfrutan a costa de ella al verla apenada y con hipocresía la ayudarán a que se comporte como una dama de sociedad. Algo malo se traen entre manos este par de solteronas.

Rosa no se imagina las negras intenciones que sus cuñadas tienen con ella. Es la noche en que la presentarán en sociedad y la obligarán a ponerse un vestido digno de un payaso. Dulcina y Cándida se están saliendo con la suya.

¡Vergüenza total! Rosa se deja convencer por las mentiras de Dulcina y se comporta como una salvaje en la fiesta haciendo tremendo show. ¿Qué hizo para que Ricardo saliera huyendo? Menos mal Sebastián, el jardinero, la consuela en medio de su tristeza.

Pablo no deja de pensar en Rosa. Disimuladamente la espera frente a la casa de Ricardo y la lleva a ver a Tomasa. Al final del día, Dulcina y Cándida se sorprenden al ver que su cuñada no huyó de la casa como querían y que Ricardo fue a buscarla.

Fastidiar a Rosa se convirtió en el hobby favorito de sus cuñadas. Su estrategia ahora será tener un tiempo a Leonela en casa con ellas e interponerla en el matrimonio de Rosa y Ricardo. A sus fechorías se unirá Leopoldina. ¡Mezcla peligrosa!

A punta de engaños Leopoldina persuade a Rosa para que le lleve el desayuno a Rogelio. Su intención es hacerle creer a Ricardo que entre ella y su hermano hay un romance. Lo cierto es que la chispa de Rosa logra que el gemelo se sienta a gusto.

Con carita de mosca muerta llega Leonela a casa de los Linares. Al saberlo, Rogelio aconseja a Rosa cuidarse de semejante arpía. Pero Ricardo no verá con buenos ojos que ellos conversen, ¿celos? Entre tanto, Paulette le cuenta a Norma su secreto.

Pese a que quiera disimular es inevitable que Ricardo sienta celos de Rogelio. Parece que ahora sí se está enamorando de Rosa. Así que junto a Pablo serán dos los que la amen, pero Paulette no aceptará que su hijo quiera a otra que no sea Norma.

Rosa es dulce, pero cuando quiere portarse como una salvaje lo logra y más si se meten con su marido. ¿Qué pasó ahora? Por otro lado, Paulette le dice a Pablo que quiere conocer a Rosa, su corazón de madre le dice que ella podría ser su hija.