Abdul, Chaana y Ahmed son algunos de los miles de cubanos que decidieron convertirse al Islam. Observando su vida diaria, emerge las dimensiones espirituales y sociales de tres vidas. Su elección representa no solo una redención existencial, sino también una oportunidad para compartir un espacio de culto común como la Mezquita de La Habana Vieja, creada hace cuatro años por Arabia Saudita.