La Tierra Prometida

Josué y su ejército se mantienen dando vueltas a las murallas de Jericó y le dice a Caleeb que, en la séptima, cabalgarán al sonido de las trompetas de los levitas. Mara está muy preocupada porque el ejército pueda atravesar las murallas.

Josué pide a Dios que le dé una señal y pide que también le dé confianza en sí mismo. El cielo se abre y Dios le dice lo que necesita oír. Los príncipes de Israel hablan entre ellos ya que dudan de la palabra de Josué al asegurar que Moisés está muerto.

Irú cuestiona a su padre por el liderazgo de Josué y piensa que no es el único con dudas al respecto. Una remembranza del poder de Dios a través de Moisés cuando abrió el mar y los hebreos pudieron ser libres después de 400 años de esclavitud.

A pesar de haberla amenazado de muerte y arrojarla desde lo alto de las murallas de Jericó, Rahab está con Tibar aunque de manera muy forzada. Tarik toma como rehén a Samara y quiere huir a cambio de su vida, Josué trata de negociar con él.

Josué es cuestionado por no haberse casado de nuevo y tener hijos a pesar de que es viudo y él explica su devoción a Dios y la conquista de Canaán. Los cananeos atacan la aldea de Josué, pero pueden defenderse, aunque con algunas bajas.

Josué habla con los líderes de todas las tribus para que seleccionen a sus mejores hombres, ya que comenzará la marcha para invadir y conquistar Canaán. Pero primero, Josué quiere enviar espías hebreos en Jericó y así afinar su estrategia de invasión.

A pesar del tiempo y de lo que ha trabajado Josué, aún se sigue exponiendo a las comparaciones con Moisés. Después le pide a Dios fortaleza para seguir. A pesar de su pasado turbio, Aruna ruega a Dios por un hombre con el que pueda vivir feliz.

Maquir está muy enojado con Irú porque sabe que peleó sucio para obtener un puesto de espía y su padre lo sabe. La vida de Nobá está en riesgo ya que quieren darlo en sacrificio al Dios del sol Baal para que ablande la fuerza del enemigo.

Jessica habla con Salmón sobre su partida a la guerra, ella sabe que es más su interés por la guerra, que por ella y eso le parte el corazón. Rahab mantiene la estrategia de hacerle creer a Tibar que es el mejor amante de Jericó, pero a un alto costo.

La idea de Josué de enviar a dos hebreos a Jericó disfrazados de mercaderes es revelada por Acán al comandante Tibar y el plan está en riesgo. Josué está muy preocupado por Eloi y piensa que fue raptado y manda a un grupo para rescatarlo.

El comandante Tibar da instrucciones a los guardias de la entrada de Jericó que deben detener a cualquier persona extraña y mandarla a interrogatorio. Rahab se encuentra en problemas y para su sorpresa, Salmón es quien la rescata.

Acán lleva a Josué y a los demás a la caverna donde dice que encontró a Eloi, pero Caleb no confía en él y lo interroga para saber más de su combate. Aruna confiesa a su tío que fue tras los espías, pero él le dice que Josué está decepcionado de ella.

Rahab pide a los guardias que custodian a Malaquías que la dejen hablar con él para insultarlo, pero se arriesga a darle agua y de comer. Después es sorprendida por Salmón y él le pide que hablen porque desea saber algunas cosas.

Sama se siente devastada por no poder ser madre, ya que se siente como una mujer incompleta y Boán intenta animarla para que tranquilice. Tobías regresa a casa y todos están muy emocionados por su regreso, excepto su papá y Samara.

Acán acude a visitar a Eloi y éste se siente muy agradecido con él a pesar de que todo el mundo cree que es el mayor traidor de Israel. Mila está muy preocupada por su hijo Nobá y va a verlo para llevarle de comer, pero él sigue siendo presa de sacrificio

A pesar de haber sido ayudado por Rahab, Malaquías intenta abusar de ella, pero Salmón llega en el momento adecuado y lo impide para después regañarlo. Samara advierte a Aruna que no se atreva a estar sola con Josué ya que sabe sus intenciones hacia él.

Noemí y Caleb animan a Josué a que busque una esposa e hijos y así forme la familia que no pudo tener con Ana, pero él tiene de prioridad a Dios. Samara escucha a Aruna y Iona hablando de Josué y tiene la idea de copiar el estilo de Ana para enamorarlo.

Josué confiesa a Finéas que está decepcionado de la gente por la reacción que tuvieron cuando Eloi estaba con su familia en el mercado. Rahab está muy consternada por la noticia del arresto de los espías hebreos y ahora quiere intentar ayudarlos.

Samara está muy celosa de Aruna sabiendo que se ve muy linda con el vestido que llevará a la boda y hace que una cabra lo eche a perder. Rahab monta en cólera por el trato de su padre hacia su madre y lo amenaza con irse de ahí si continúa así.

Los prisioneros logran huir provocando la furia de sus captores. Rahab alerta a Nobá sobre la presencia de Tibar y le pide que huya. La vida de Rahab y su familia está en peligro cuando Tibar llega a buscar a los hebreos que esconde.

Tirsa recibe una prenda íntima para su noche de bodas que la entristece. La orden de capturar a Nobá sigue en pie, será usado como ofrenda. Los hebreos se ven en dificultades para escapar con uno de ellos herido. Haniel es obligado a bañarse para su boda.

La boda de Haniel y Tirsa se lleva a cabo. Josué solo tiene ojos para Aruna causando la furia de Samara. Nobá encuentra un aliado en su intento por esconderse. Un supuesto premio deja en ridículo a Otniel durante la boda. Aruna recibe una advertencia.

Aruna enfurece tras la advertencia de su tía de no involucrarse con Josué, mientras, Samara sufre una crisis tras el rechazo del mismo hombre. Josué planea empezar los preparativos para la travesía del Jordán. Nobá está a punto de ser capturado.

Nobá es ayudado a escapar por los niños ladrones. Rey Durgal regresa a su pueblo. Josué advierte a Leia que solo él decidirá quién será su esposa. Josué prepara la invasión a Canaán, mientras que Salmón y Malaquías regresan.

Samara hace supuestamente las paces con Aruna y le muestra su apoyo. Rahab se entera de los planes de Tibar de apresar a todos los niños, pero más tarde debido a un robo, se reencuentra con Nobá. Salmón reacciona y pide hablar con Josué.