II Guerra Mundial. La marina británica se ve amenazada por el poderoso acorazado alemán Tirpitz. Resguardado en el fiordo de Trondheim, Noruega, es imposible atacarlo con éxito. Pero el Comandante Fraser propone un ingenioso plan: llegar a Trondheim camuflados con un pesquero noruego y usar tres submarinos de bolsillo experimentales que colocarán bajo su casco cargas explosivas subacuáticas.