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Sole y su vecino, Fonseca, no terminan de entenderse. Sole pide que la comunidad de vecinos instale un ascensor en el edificio, el segundo quiere que se cambie la vieja caldera.

Richard empieza a salir con la hija del productor de la serie en la que trabaja Diana, pero pronto se cansa de ella. Diana, preocupada, se inventa una treta para que el chico vuelva.

Richard estropea una importante venta, lo que puede suponer el fin de la amistad entre Félix y él. Félix toma echa a Richard del negocio, así que éste busca trabajo en otra inmobiliaria.

Vero, la hermana pequeña de Gonzalo, regresa de Londres después de tener algunos problemas con su novio. Su carácter espontáneo y juvenil enamora a Richard… ¡Y a Diana! Pero ella parece que no se entera.

Nadie se ha acordado del cumpleaños de Sole, quien se niega a creer que Félix haya olvidado su aniversario. Descubre un collar y enseguida piensa que se trata del regalo sorpresa de su hijo. Félix no encuentra el valor para decirle que se trata de un malentendido.

Últimamente Diana pasa mucho tiempo con la hija de Félix. Debido a la condición homosexual de Diana, Félix intenta que su hija se aleje de ella, algo a lo que Sole no puede dar crédito.

Félix recibe la llamada de una antigua novia del instituto. Cuando se encuentran, Félix descubre que la adolescente gordita se ha convertido en una espectacular mujer. Pero Félix acabará descubriendo un inconveniente en ella.

Blanca va a hacer la Primera Comunión a la vez que su prima. Félix quiere estar a la altura y se ve obligado a pedir dinero a su madre. Sole le dice que no entre en ese juego de apariencias, pero cuando ve la ilusión de su nieta no puede evitar enviar un cheque para pagar el banquete.

Félix liga con Teresa, una chica que pronto cae pesada al grupo de amigos. Cuando Teresa les escucha hablar mal de ella, se siente herida y Félix exige una disculpa. Entonces Richard va a pedirle perdón, pero se queda de piedra cuando la chica le hace proposiciones poco decentes.

Sole y Fonseca continúan con su relación a escondidas. Cuando éste le propone pasar las vacaciones en un balneario, Sole no se atreve a contárselo a su hijo.

Javier Martín visita Siete vidas para timar a Félix. Negociando, el simpático reportero de Caiga quien caiga, le cambia un brazalete de oro por otro falso al hijo de Sole.

Paco, Gonzalo, David, Félix, Richard, Diana, Laura, Sole, Aida y Carlota van a disfrutar de una cena de Nochebuena muy singular. Sole está encantada en su papel de anfitriona.

Vero se va a vivir con Gonzalo. Richard, que todavía no ha terminado de encajar el plantón que le dio la que él creía que sería su novia definitiva, observa con recelo las maniobras de Vero.

Es el cumpleaños de Aída, y Richard tiene la mala idea de regalarle una fregona. Ante tal ofensa, la camarera del “Casi Ke No” obligará a Richard a tratarla como a una verdadera mujer. Puri, la que fue la mejor amiga de Carlota en el colegio llega de visita, pero sus intenciones son un tanto odiosas.

Félix está nervioso, ya que se acerca la fecha del cumpleaños de su hija y quiere pasarlo junto a ella. Pero cuando pasa por el colegio para recogerla, se encuentra con la abuela materna de la pequeña, quien se ha adelantado y no está dispuesta a marcharse sola.

Vero se encarga de buscar inquilinos para un piso que el frutero tiene vacío y quiere alquilar. Pronto da con unos arrendatarios, pero resultan ser negros y esto no le hace ninguna gracia al propietario, aunque pronto olvida sus prejuicios racistas.

Aunque muchos lo duden, Richard tiene todavía amigos. Uno de los más antiguos, Mateo, aparece de pronto para pedirle un favor. Mateo trabaja en una discográfica y tiene que hacer una importante entrevista en inglés.

Vero se encarga de buscar inquilinos para un piso que el frutero tiene vacío y quiere alquilar. Pronto da con unos arrendatarios, pero resultan ser negros y esto no le hace ninguna gracia al propietario, aunque pronto olvida sus prejuicios racistas.

La mujer de Gonzalo sospecha que está embarazada y, entusiasmada con la idea, se lo comunica a su marido, quien no comparte ese optimismo. Gonzalo no se ve capacitado para soportar tanta responsabilidad.

Gonzalo se siente solo tras la marcha de Carlota. Richard y Félix deciden llevarlo a una bolera para subirle la moral, pero se anima más de la cuenta y se niegan a volver a acompañarlo. Diana y Aída son elegidas las nuevas víctimas para participar en un campeonato con él.

Carlota sigue sin superar su separación de Gonzalo y cada día está más deprimida. La aparición de Cholo dará un cambio a su triste vida. Gracias al joven, Carlota recupera el amor propio e inician una aventura amorosa que la lleva a comportarse como si fuera una adolescente.

Diana vive con muchísima ilusión su futura “paternidad” junto a Nieves, la mujer de su vida. Pero, de repente, aparece Toni para dar un giro a la feliz situación. La actriz se empeña en pensar que el padre biológico del niño quiere quitarle el puesto que tanto le ha costado.

Félix ha pensado que lo mejor para su hija puede ser matricularla en un colegio privado. A Sole la idea no le hace ninguna gracia porque sabe muy bien cómo son los chavales que estudian en esos centros y la vida que llevan.

Gonzalo recuerda como un triunfador a su viejo amigo Lozano, pero se lleva una sorpresa mayúscula cuando ve a Lozano vendiendo mecheros. Gonzalo siente lástima por él y lo acoge en su casa, actitud que Aída y Vero critican puesto que consideran al intruso un caradura.

Diana no se conforma con arreglar unos papeles en los que se reconozca su relación con Nieves, ahora quiere casarse. Cuando se lo dice a su novia, ésta sólo le pide una condición para montar una boda por todo lo alto: que la ceremonia la oficie un tío suyo, comandante del ejército.