Carlin es trasladado de un reformatorio a otro tras haber dado una paliza a un funcionario. En su nuevo destino se ejecuta un régimen brutal que aumenta la agresividad de los internos en lugar de mejorar su conducta. Los férreos funcionarios, apoyados por el director, animan a los veteranos más fuertes a oprimir a los débiles para cumplir las normas. Pocos se atreven a desafiar el sistema.