Supón que un día te despiertas y te das cuenta que estás sola, absoluta y literalmente sola. Como por arte de magia, o como si alguien te hubiera concedido un deseo pedido en el pasado, todos han desaparecido. ¡Ojo! No me quejo, que tiene su poesía. Por cierto: mi nombre es Dolores y un día me quedé sola.