Thérèse Raquin

Aburrida de su matrimonio con Camille, Thérèse siente un despertar cuando el atractivo amigo de la infancia de su esposo, Laurent, visita la casa de los Raquin. Los dos inician un amorío fugaz, pero pronto se dan cuenta que tendrán que idear un plan siniestro para validar su relación.

Thérèse y Laurent mantienen las apariencias de inocencia ante sus conocidos y se mantienen célibes mientras idean una forma de casarse. Madame Raquin está inquieta por la melancolía fingida de Thérèse por la muerte de Camille y empieza a creer que Thérèse debería casarse otra vez.

El matrimonio de los recién casados se vuelve cada vez más volátil mientras tratan de lidiar con sus faltas. Las visiones de Camille los atormenta e interfieren con la pintura de Laurent. Aunque el cuerpo de Madame Raquin se ha vuelto débil por la parálisis, ella todavía está tan consciente como para escuchar sin querer una discusión inquietante entre la pareja.