En la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, un oficial alemán es asesinado por un grupo de jóvenes insurgentes. Para evitar represalias mayores de los nazis, el gobierno colaboracionista de Vichy decide atribuir el asesinato a seis delincuentes menores mediante la Sección especial, formada por jueces leales al Estado, con el fin de condenarlos y ejecutarlos lo antes posible.