Fortunata y Jacinta

La acción se desarrolla entre los años 1865 y 1876. Juan, hijo único de la aristocrática familia Santa Cruz, inicia sus estudios de Derecho en la universidad de Madrid, en un clima de generalizado relajo académico. La expulsión de Castelar de su cátedra provoca algaradas estudiantiles en las que Juan es detenido y conducido a prisión, de la que saldrá pronto por influencia de su familia

Durante el viaje de novios a Burgos y Sevilla, Juan evoca sus vivencias con Fortunata, se emborracha y reconoce ante Jacinta que la verdadera causa de sus tormentos es su conducta hipócrita con Fortunata. Al volver del viaje, Jacinta empieza a colaborar en obras benéficas, se inquieta por la falta de síntomas de embarazo y sufre al enterarse de que Juan tuvo un hijo con Fortunata.

Un día llega a casa de los Santa Cruz un extraño personaje que viene pidiendo limosna y ropas. Se llama Ido del Sagrario. Cuando está a solas con Jacinta, le hace saber la existencia de un niño de tres años, hijo de su marido y de Fortunata. Jacinta se asusta y lo echa de casa. Luego reflexiona sin decir nada a nadie: piensa que ese niño puede hacerlo suyo.

Estamos en el año 1874. Maxi Rubín es un joven estudiante de Farmacia. Vive con su tía doña Lupe en la calle Raimundo Lulio, del barrio medio burgués de Chamberí. Corto de espíritu y débil de físico, el muchacho vive sometido al dominio implacable de su tía que además de llevar con mano firme la casa, ejerce de prestamista, en sociedad con un caballero llamado Francisco Torquemada.

Los dos hermanos de Maxi Rubín acuden a la llamada de su tía. Uno es cura, Nicolás, y el otro, Juan Pablo, tiene ambiciones políticas y ha militado en el campo carlista. Deliberan sobre el problema de su hermano pequeño y terminan dándole una solución. El cura habla con Fortunata periódicamente, le va instruyendo a la religión y al orden. Doña Lupe también visita a la muchacha.

Llega el día de la salida de Fortunata. Llega también el día de su vida: Maxi no puede aguantar tantas emociones y enferma. La noche de bodas mientras atiende a su marido, en la nueva casa a la que han ido a vivir, Fortunata se ve requerida por Santa Cruz, que ha alquilado el piso de enfrente.

Después de una temporada, las relaciones de Fortunata y Juan Santa Cruz vuelven a enfriarse. Jacinta se ha enterado de ellas y consigue la promesa de su marido de despedirse definitivamente de la otra mujer. Fortunata, de nuevo sola, conoce casualmente a un hombre mayor, coronel retirado, llamado Evaristo Feijoo. Este le ayuda y le hace compañía.

La conclusión de Feijoo con respecto al porvenir de Fortunata determina la vuelta de esta con su marido. Es inútil que proteste. El viejo coronel siente que llega su hora y quiere dejar a la mujer pisando firme. Esta vuelta al matrimonio abandonado requiere una estrategia. Feijoo desarrolla paso a paso su plan, y Maxi, presionado por sus hermanos y su tía, consiente en recibir a su mujer.

Fortunata y su marido viven con doña Lupe en la nueva casa de la calle Ave Maria, cerca de la farmacia donde trabaja Maxi. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que Fortunata viera a Juan Santa Cruz, pero este empieza nuevamente a dar señales de vida. Los dos vuelven a encontrarse y discretamente reanudan sus relaciones. Mientras tanto, Maxi Rubín empieza a perder la razón.

La situación en casa de doña Lupe, entre esta y el matrimonio Rubín, se va haciendo insoportable. Maxi, con la razón perdida, intuye que su mujer espera un hijo, y así lo dice. Fortunata sabe que es verdad y no tiene más remedio que abandonar la casa. Va a vivir con su tía segunda a la cava de San Miguel. Allí espera el momento de dar a luz y oculta a Maxi su paradero.