Dupi

Yoko se muere de cosquillas, su gran jersey de lana no la deja tranquila, pero no sabe de dónde salen las tremendas cosquillas. Dupi encuentra un cabo suelto de lana del que empieza a tirar hasta, poco a poco, ir destejiendo el jersey entero de Yoko.

Deon y su padre llegan a la tienda de Dupi para arreglar la máquina de coser del padre, a la que le falta una pieza. Cada vez que Deon toca algo de la tienda, su padre le recuerda que ¿no se toca¿. Dupi se acerca a Deon y juntos juegan a escondidas con cosas de la tienda, entre ellas un imán con el que atraerán distintos objetos metálicos perdidos debajo de los muebles.

Dupi conoce a Marit, que está triste porque no puede ir hoy a la playa por culpa de la lluvia. Mientras su abuelo compra un paraguas, Dupi le enseña a Marit una gran caracola dentro de la cual se puede oír el mar. Dupi no está dispuesto a que Marit renuncie a su día de playa, por eso, aunque no sea fácil, buscarán en la tienda todo lo necesario para sentirse como dos verdaderos playeros.

A Nelson no le gustan nada sus nuevos audífonos y no quiere el regalo que su madre le ha prometido por llevar los aparatos durante todo el día. Fuera de la tienda, Dupi ayudará a Nelson a ver los audífonos de otra manera, apreciando la belleza de los sonidos que le rodean de una forma inesperada...

Pippa y su madre entran en la tienda de Dupi para encontrar un regalo de aniversario para Danny, el amigo de Pippa, pero ella se enamora de un precioso camión de juguete y no está dispuesta a regalarlo, quiere quedárselo. Su madre le recuerda que ése es el regalo para su amigo y Pippa se enfada. Para animarla, Dupi se envuelve a sí mismo en papel de regalo y se ofrece a Pippa como regalo.

Tommie se ha hecho un rasguño en la rodilla al caerse de la bicicleta y ahora no quiere volver a subirse en ella. Dupi se hace con un largo rollo de tiritas y colocan una en la rodilla de Tommie. Pero pronto descubren que pueden poner muchas más, protegiendo las piernas y los brazos de Tommie. Como es muy divertido, Tommie forra también el cuerpo de Dupi de tiritas.

Noor no quiere cambiar sus patines favoritos por unos nuevos, aunque se le han quedado pequeños y le duelen los pies. Mientras la madre y la propietaria de la tienda van a ver algunos modelos de patines al piso de arriba, Dupi juega con Noor y estira de un hilo de los patines hasta que la punta se abre, dejando respirar así los doloridos dedos de Noor.

A Kitty, una niña sorda, le da mucho miedo el viento, no por el ruido que hace sino porque cree que se la llevará volando. Kitty arrastra a su padre hasta la tienda de Dupi para refugiarse del vendaval y allí Dupi idea un sistema de cuerdas y telas con las que él mismo sale al exterior, bien sujeto desde dentro por Kitty, y se iza aprovechando la corriente del viento.

A Maura, su madre no le hace apenas caso porque está pendiente de su hermanita recién nacida. Dupi se da cuenta de que Maura está celosa de la atención que su madre dedica a la niña pequeña y decide ayudarla. Dupi se disfraza de bebé y ¡Maura también! Hasta se toma un biberón y se sienta dentro de un carrito de bebé que Dupi empuja hasta el lado de su madre.

Un niño, su padre y la propietaria de la tienda en la que vive Dupi, están buscando un juguete especial de tela que el niño ha perdido y al que llaman supa que además, huele de maravilla. Dupi intenta ayudar al niño, pero, queriéndole traer un pedazo de tela como el suyo, le ofrece un trapo lleno de polvo de tizas que no se parece ni huele como su supa.

Dupi conoce a Lois, que se ha atrincherado en el pequeño armario pintado de estrellas que pretende usar como cohete para subir hasta el cielo donde, le cuenta a Dupi, está su abuela. Dupi decide ayudar a Lois con su misión, y entre los dos mueven un poste unido a una cadena para que parezca que el cohete está dentro de los muebles que no deben ser recogidos por los operarios de muebles viejos.

Manu está triste porque no lo han invitado a la fiesta de cumpleaños de Pip. Dupi da a entender a Manu que hoy es su cumpleaños, así que Manu se anima a montarle una fiesta de aniversario en la tienda. Cuelga banderines por toda la tienda y pone una corona a Dupi. Comen tarta cortándola con una gran espada y Manu disfruta de un buen pedazo.

Yoko echa mucho de menos a sus abuelos porque están muy lejos, en Japón, donde solo se puede llegar volando. Dupi ayuda a Yoko a encontrar un avión para volar hasta allí, pero es de juguete, demasiado pequeño. Tendrán que buscar una opción mejor. Con una bicicleta, un casco y unas alas de ángel, Dupi y Yoko construyen su avión ideal, listo para empezar el viaje.

A Pablo le da miedo el agua. Mientras los adultos hacen una jabonosa limpieza de la tienda, él se esconde tras un mueble, a salvo de las salpicaduras. Dupi se acerca a Pablo y se lanza dentro de un cubo con agua y jabón para nadar un rato, aunque el padre de Pablo enseguida lo coje, confundiéndolo con un trapo remojado y empieza a fregar el suelo con él.

Las gemelas Noa y Misha están jugando en la calle con su cometa, que no vuela bien porque tiene una brecha. De su bolsillo especial, Dupi saca una pegatina de fruta para cerrar el roto, aunque dura muy poco, parece que la cometa no volverá a volar. Cuando una de las gemelas decide tirar la cometa a la basura, Dupi se la lleva con la idea de darle una segunda vida.

Kelly juega con su particular colección de piedras en la tienda de Dupi, quien comparte con ella su propia colección especial: objetos curiosos a modo de recuerdos de los niños que ha conocido, que guarda en su bolsillito. Kelly le cuenta a Dupi que está nerviosa porque su madre se va de viaje y ella tendrá que dormir fuera de casa. Dupi ayuda a Kelly a construir unas camas entre unas estanterías.

Es un día lluvioso, todo el mundo canta y baila bajo la lluvia en el callejón de Dupi. Dupi decide salir fuera también, construyéndose un paraguas con la corteza de una sandía y un lápiz. Una vez en la calle, la lluvia amaina y conoce a Kiki, una niña que espera a que su abuela termine de comprar pescado y a quien no le gusta nada esperar porque dice que es muy aburrido.

La banda de música pasa por la calle de la tienda de Dupi con sus tambores, sus trompetas y sus majorettes. Uno de los músicos es un niño al que le cuesta seguir el ritmo con su gran tambor, así que Dupi decide ayudarlo. Primero conduciendo sus manos con unas telas a modo de títere, para que aprenda a golpear bien el tambor.

Tratando de arreglar un antiguo proyector de películas de Súper 8, el padre de Robin y la propietaria de la tienda se hacen un lío con los cables, y en la tienda se va la luz. Robin se queda a solas y a oscuras entre los objetos misteriosos del lugar, mientras los adultos intentan arreglar el corte de luz.

Mientras el padre de Sofie hace sus compras, Dupi y Sofie observan fascinados, pero sin atreverse a tocarlo, a un largo gusano que se ha colado en una maceta de la tienda. Ambos quieren ayudarlo a volver a su casa, así que, ayudados por la propietaria de la tienda, lo llevan a la calle y allí se arrastran junto a él como dos auténticos gusanos en busca de su hogar.

Mattis y su hermano mayor están mirando monopatines y Mattis se enamora de la tabla más grande de todas, a pesar de que él todavía es muy pequeño. Cuando su hermano mayor se lo recuerda, a Mattis no le hace mucha gracia la idea. Ayudado por Dupi, se encarama a unas estanterías desde donde ve a su hermano realmente pequeño y allí descubre un inmenso traje de astronauta

Minke quiere ir de vacaciones pero no puede porque su padre tiene que trabajar. Dupi no se resigna a que Minke se quede sin vacaciones, así que juntos rebuscan en la tienda de Dupi viejas maletas de cuero, cafeteras de viaje, un cazamariposas y un montón de artilugios divertidos. Equipados, salen a la calle e improvisan una acampada en el gran tronco vacío de un árbol vencido.

Boris quiere que su hermano le regale por su cumpleaños una gran jaula para su conejo, aunque, al parecer, el conejo prefiere ser libre y corretear fuera de las rejas. Lo contrario de Boris, que se encuentra muy cómodo dentro de la jaula jugando con Dupi. Pero cuando llega un dálmatas bastante agresivo al callejón y persigue al conejo, Boris, apoyado por Dupi, tendrá que afrontar su propio miedo.

Tim y su padre no coinciden en sus aficiones: el padre de Tim parece entusiasmado con el fútbol, mientras que Tim solo piensa en tocar el piano. Dupi decide ayudar a Tim a practicar aquello que realmente le gusta y lo lleva hasta un piano cargado en un camión con la parte trasera descubierta. El piano está demasiado alto para tocarlo y además Tim descubre que está desafinado.

Fieke está jugando al escondite con su niñera pero se está haciendo pipí. Aunque intenta aguantarse, no puede evitar mojar sus bonitos leotardos. Está avergonzada y Dupi la ayuda a esconderse detrás de unas cajas en el interior de la tienda. Cuando la niñera entra a buscarla, la propietaria del local se compincha con ella y con Dupi, y confunde a la canguro para que la sigan buscando en la calle.