En 1981, el coronel de la KGB Grigoriev, desencantado con el régimen, contacta con un joven ingeniero francés en Moscú, Pierre Froment, a quien le hace llegar documentos secretos con detalles sobre la red de espías que tiene la Unión Soviética en los países occidentales. Un acto que cambiará el rumbo de la historia y sin duda el caso de espionaje más importante de la Guerra Fría.