Todo por el juego

Tras la enésima derrota del Deportivo Leonés, un equipo de fútbol de Segunda División, Mariano Hidalgo, un empresario del mundo de la construcción, decide poner en marcha su plan para derrocar al presidente del club, Fernando Saldaña.

Los Cruzados deciden acelerar la caída de Saldaña y sacar a la luz que su empresa construyó un centro comercial de forma ilegal. Para evitarlo, Saldaña propone dejar entrar a alguno de los Cruzados en la junta directiva.

Mientras se anuncian las nuevas incorporaciones del Leonés en una rueda de prensa, los móviles de todos los periodistas reciben la misma información: la acusación de que la empresa de Saldaña construyó el centro comercial sin tener licencia.

Hidalgo sigue empeñado en echar a Saldaña de la presidencia del club, y convence a Susana, para entrar en el ordenador del banco y conseguir todo lo que pueda relacionar a las empresas de Saldaña con la Alcaldesa.

Hidalgo lleva un mes como nuevo presidente del club y todo parece ir viento en popa. El equipo gana partidos y los medios hablan del "milagro del Leonés". Todo se tuerce cuando descubren que las cuentas fueron manipuladas por Saldaña.

Los problemas de Hidalgo aumentan. El Club tiene que hacer frente al pago de las nóminas de los jugadores y no hay dinero. Su mayor quebradero de cabeza surge cuando la Alcaldesa anuncia un nuevo proyecto urbanístico para demoler el estadio.

Se acerca el final de La Liga y el Deportivo Leonés está a una victoria de entrar en los playoffs de ascenso. Torcaz, el periodista, consigue información que inculpa a la Alcaldesa y se la lleva a Hidalgo y Susana para que la utilicen en su contra.

Hidalgo contacta con Torcaz para que saque a la luz la noticia de la privatización del Club, pero este no quiere saber nada de él. Se siente traicionado y decide sacar la información de la denuncia de maltrato de Caffaro contra Lucrecia.