Segunda Guerra Mundial. La joven Lyudmila se convierte en francotiradora del Ejército Rojo en la defensa de la ciudad de Sebastopol. Su destreza con el rifle hizo de ella una leyenda, convirtiéndola en emblema de la propaganda soviética. Llegó a viajar por Canadá y Estados Unidos explicando sus hazañas y forjó una estrecha amistad con la primera dama norteamericana Eleanor Roosevelt.