Boss

Tom Kane organiza una espléndida celebración en honor a las nuevas terminales del aeropuerto O'Hare para reforzar el mandato.

Kane se vale de una tragedia personal para impulsar su carrera política y hacerse con el control de la autoridad de la vivienda.

Kane está cada vez más obsesionado con Mona, la nueva consejera, y se deja llevar por la pasión que ella siente por el proyecto de las viviendas subvencionadas.

Es hora de que Kane empiece a hacer las cosas de otra forma, y comienza por deshacerse de la corrupción que anida en el proyecto de las nuevas viviendas.

Kane lleva a cabo una limpieza de la corrupción y manda arrestar a varios miembros de su maquinaria política.

Las decisiones de Kane sobre el proyecto de las viviendas hacen que aumente la tensión hasta tal punto que se producen disturbios y saqueos.

Los tratamientos alternativos funcionan, por lo que Kane retoma el control de la ciudad.

Kane decide formar una alianza con los enemigos del ayuntamiento para que la ciudad no entre en bancarrota.

Chicago entra en bancarrota, por lo que aparece un grupo de síndicos para encargarse de la ciudad.

Las facultades mentales de Kane empeoran todavía más y, además, Sam Miller, el editor del Sentinel, está a punto de publicar un artículo que lo destruirá para siempre.