Nate is Late

Cuando Nate le enseña a Malika el reloj que le han regalado de cumpleaños, ¡se le cae por una alcantarilla! Los niños se adentran en el sistema de alcantarillado en su busca y descubren que un duende se lo ha encontrado. A cambio del reloj, tendrán que ayudar al duende y a su familia a echar al trol que se ha instalado en su casa.

A Nate se le olvida cuidar de la planta carnívora de la clase todo el fin de semana, así que Malika y él cogen abono del invernadero de Violeta para devolverle el lustre. ¡El problema es que se convierte en una planta gigante monstruosa! Nate y Malika tienen que impedir que la planta destruya el barrio y conseguir que se le pase el efecto del abono.

De camino a clase, Nate y Malika se topan con un desconocido que dice ser un agente secreto encubierto. Nate no puede estar más emocionado: ¡igual que Johnny Cross, el héroe del cómic! Nate le ayuda a escapar, pero resulta que se trataba de un ladrón de bancos en plena huida. Nate tiene que enmendar su error y que atrapar al ladrón con ayuda de Malika.

Nate y Malika se encuentran a un leprechaun en el parque. Se llama Shaun y ha perdido su olla de oro. Si alguien la encuentra antes que él, se transformará en una estatua de piedra. Nate y Malika le ayudan a buscarla, pero enseguida se dan cuenta de que los ha engañado. El duende al que le han dado la olla es Bean, un ladrón.

Nate y Malika se fijan en que algunos setos del parque están quemados y... ¡se encuentran a un bebé de dragón! Parece que su madre lo ha abandonado, así que Nate decide adoptarlo. Sin embargo, criar a un dragón no es tan sencillo como parece.

¡Ha aterrizado una nave espacial en mitad del parque! Nate y Malika conocen a Zediak, un extraterrestre que tiene más o menos su edad. Anda huyendo de unos piratas espaciales que lo quieren secuestrar y, para ello, ha adoptado forma humana. Sin embargo, los piratas espaciales le pisan los talones. Nate y Malika le ayudan a huir, pero luego, descubren la auténtica historia de Zedia.

El profesor Baúlez, un excéntrico inventor, saca su último invento en la acera para que lo recoja el camión de la basura. Es una pistola reductora que no funciona. Nate está fascinado. Se pone a jugar con los botones y Malika y él acaban reducidos y perdidos en el jardín de Baúlez, que, ahora, les parece una selva.

Melanie, la cartera, les deja a Nate y a Malika un paquete para que lo repartan. Cuando a Nate se le cae al suelo, descubre que contiene una lámpara de aceite. Evidentemente, la frota y aparece un genio dispuesto a concederle a Nate tres deseos. Sin embargo, todo sale mal y Nate acaba ocupando el lugar del genio dentro de la lampara.

Han cortado la calle que va al colegio por obras. Nate y Malika deciden atravesarlas para ahorrar tiempo y acaban en las ruinas de un antiguo anfiteatro romano. Allí conocen a Atticus, ¡el espíritu de un joven gladiador! Atticus debe ganar un combate en la arena para librarse de la maldición que pesa sobre él, pero el capataz de la obra ha decidido tapar las ruinas con hormigón...

Melanie les da a Nate y a Malika una carta para que la entreguen en una vieja mansión que está muy cerca de allí. El buzón está lleno, así que nuestros héroes entran en la casa para entregar la carta en persona. Sin embargo, la puerta se cierra y ¡se quedan atrapados! La buena noticia es que no están solos. Héctor, el nuevo dueño de la casa, los ayuda a buscar una salida.

De camino al colegio, Malika está entusiasmada con un libro que ha cogido de una estantería olvidada de la biblioteca, "Leviah, protectora de la sabana". Nate quiere saber más, así que intenta quitarle el libro a Malika y, al hacerlo, arranca el último capítulo. En ese instante, nuestros héroes entran al libro. Allí conocen a Leviah, la heroína de la historia.

Cuando ya tiene el colegio delante, Nate decide gastarle una bromilla a Mario, pero, de repente, aparece un niño en un monopatín que sirve para viajar en el tiempo. Su objetivo es evitar que Nate gaste la broma, porque si lo hace, desencadenará una serie de acontecimientos que desembocarán en la destrucción del colegio y que convertirán su vida, dentro de un siglo, en una pesadilla.

Invitan a Nate y a Malika a dar una vuelta en un tren fantasma, pero resulta que es un lugar para entrenar a monstruos pequeños. Uno de ellos, Wizmix, es un auténtico cielo y no puede asustar a los niños, así que suspende el examen.

Cuando Nate y Malika atraviesan el parque, Coni Conéjez, un peluche, les pide ayuda. Se ha caído de la mochila de su dueño, Terito, por eso se ha saltado el código de honor y ha hablado delante de los humanos. Terito no es otro que Terry, el bruto del colegio, que insiste por orgullo en que la había tirado a propósito.

De camino al colegio, Nate y Malika conocen a Germán, un joven al que una bruja ha convertido en rana. Nate le da un beso a ver si así se rompe la maldición, ¡pero acaba convertido en rana él también! Germán le cuenta que la bruja es la madre sobreprotectora de su novia.

De camino a clase, Nate y Malika sufren el ataque de unos monstruos pringosos. Por suerte, la Chica Milagro, una superheroína, los salva. Sin embargo, el ataque era una trampa que había montado su gran enemigo, Gigantix. El malvado ya lo tiene todo para para llevar a cabo su malvado plan de conquistar el mundo.

A Nate se le cae el envoltorio de las galletas al lago del parque. Cuando va a cogerlo, escucha un bello canto en lo más profundo... ¡y se cae al agua! Malika va tras él para salvarlo. Descubre que, en el lago, vive un grupo de sirenas y que han capturado a Nate como castigo por haber ensuciado las aguas sagradas.

Nate y Malika se cuelan en un museo para visitar sin agobios la momia de una antigua niña egipcia, la reina Pshut. Sin embargo, Nate tira sin querer una joya llamada Ankh. ¡Cuando va a colocarla en su sitio, la luz atraviesa la joya y le devuelve la vida a la momia!

Ya casi es Navidad, y Nate y Malika se encuentran al mismísimo Papá Noel en el parque. Ha perdido a su reno preferido durante un vuelo de prueba. Resulta que Maxim, el dueño de un refugio de animales del barrio, ha secuestrado al reno. Como puede volar, quiere usarlo para robar más animales valiosos del zoo. Nate y Malika se alían con Papá Noel para salvar al pobre reno; y la Navidad.

Cuando los niños entran en la nueva tienda de caramelos, a Nate le gustan tantísimo que quiere saber cómo los ha hecho el dueño. Cuando está cotilleando por el escaparate de la tienda, se cae al sótano de la tienda con Malika por un conducto para los paquetes.

De camino a clase, Nate y Malika conocen a Bígaro, un aprendiz de brujo del siglo VI, que ha llegado por error al siglo XXI. Bígaro le deja a Nate hacer un hechizo sencillo, pero este se distrae un segundo porque le duele un diente y provoca la aparición de un monstruo terrorífico, una quimera.

Los padres de Nate le regalan el reloj de su bisabuelo a ver si así empieza a llegar puntual. Al enseñárselo a Malika, activa un misterioso mecanismo con el que retrocede diez minutos en el tiempo... ¡Están atrapados en un bucle temporal! La única forma de escapar es buscar a un relojero para que repare el mecanismo, pero solo tienen diez minutos antes de volver al punto de partida.

De camino al colegio, Nate y Malika se encuentran a Elvex, el ayudante robótico del profesor Baúlez. Su creador considera que se ha quedado obsoleto, así que se ha rebelado y ha planeado controlar todos los aparatos eléctricos de la ciudad. Quiero usar la fuerza para demostrar que los aparatos viejos o estropeados no se merecen acabar en la basura.

Nate y Malika descubren que algunas de las personas a las que ven todas las mañanas son, en realidad, cíborgs con aspecto humano. Los controla una IA rebelde, creación del profesor Baúlez. Por suerte, la mermelada casera de Malika provoca cortocircuitos a los ciborgs.

Una pequeña estrella fugaz se estrella delante de Nate y Malika. La persigue otra estrella que quiere absorber su luz. Nate y Malika distraen a la estrella grande dándole otras fuentes de luz, pero cada vez tiene más hambre. Además, cuanta más luz absorbe, menos tiempo le queda para convertirse en un agujero negro que pondría todo el barrio en peligro...