Nada que celebrar

Jordi lamenta que sus padres crean que ser actor es una profesión inmoral, así que trata de convencerles a que asistan al estreno de su próxima obra de teatro. Sin embargo, todo da un giro cuando el director de la obra plantea que Jordi realice una relación en el escenario como parte de una nueva trama.

Jordi y Cristina asisten a dos castings para un largometraje y una obra de teatro, sin embargo las pruebas que les piden hacer sobrepasan lo que ellos esperarían.

Cristina acepta un trabajo dando clases de interpretación teatral a parados de larga duración, siente que que su esfuerzo no es recompensando. Jordi por su lado trabaja haciendo publicidad en la calle vestido de mexicano para un restaurante.

Cristina asiste al casting de su vida, uno de tantos en los que sabe que no le van a seleccionar. Todo cambia cuando descubre que la directora de castings tiene bajadas de azúcar y logra rescatarla de un desmayo en plena calle.

Cristina es confundida con Manuela Velasco en un casting, razón por la que le dan el papel protagonista de un largometraje sin pensárselo. Mientras, Jordi es contratado como actor para un corto de un instituto, en el que deberá besar a una menor.

Cristina desiste de trabajar como actriz y empieza a trabajar en un restaurante de comida rápida, pero recibe la visita de un actor famoso que le desprecia, y Cristina optará por una opción belicosa.