Eugenia regresa de París a La Quietud, la propiedad de su familia, para cuidar a su padre que sufrió un derrame cerebral. Allí se reúne con su hermana Mia y su madre, a quienes no ha visto en quince años. Todavía hay cierto rencor entre las hermanas, pero su amor también sobrevivió a la gran distancia entre ellas.