El 16 de julio de 1950 tuvo lugar en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro una extraordinaria hazaña humana en el espíritu deportivo. Once hombres, once uruguayos, ganaron contra todos los pronósticos posibles, la final del Campeonato Mundial de Fútbol contra el país anfitrión Brasil. Este logro moldearía la vida social y política de ambos países para siempre.