HEIDI

Heidi ahora tiene 5 años y su tía ya no puede cuidarla porque tiene que ir a trabajar a la ciudad. Heidi, por lo tanto, será llevada con su abuelo, que vive solo en las montañas. El abuelo no es del todo popular en la aldea lo ven como un hombre obstinado y malo.

¿Qué vas a hacer ahora? pregunta el abuelo , Primero me gustaría ver el interior de la casa responde Heidi. El abuelo asiente y continúa haciendo preguntas similares. Heidi no está preocupada en absoluto por su destino y responde de forma natural y bastante bien. El abuelo se da cuenta de que es una niña brillante y la lleva a la casa de campo.

Pedro, lleva a las cabras de su pueblo a los pastos en la meseta más alta . Heidi también va a los pastos con Pedro. Los impresionantes Alpes, las hermosas flores, los ciervos, los conejos y otros animales salvajes, son experiencias nuevas para Heidi y su alegría no tiene límites. Se vuelve muy aficionada a la cabra copo de nieve.

Cuando Heidi llegó por primera vez a las montañas, el verano apenas comenzaba y ahora es mediados del verano. O bien va a los pastos con Pedro o ayuda a su abuelo a cortar el pasto. Niebla el perro, es el único "miembro de la familia" con el que aún no puede llevarse bien. Es bastante grande y ella le tiene un poco de miedo.

El pollito se convierte en un ave completamente desarrollada, y hace que Heidi esté muy feliz. ¡Mira, Pedro, está volando! ella llora alegremente Pedro se olvida de entregar una carta para el abuelo de Heidi que él trajo de la oficina de correos.

Heidi está ayudando con el ordeño de cabras. De repente, Blanquita y Diana comienzan a pelear. Ella le pregunta a su abuelo por qué están luchando y él responde que es porque a ambos les gusta ella y se han convertido en celosos rivales como los humanos.

Ya es otoño y soplan fuertes vientos. El abuelo prohíbe a Heidi llegar al pasto ahora. Ella le ayuda a hacer queso removiendo la sartén. Blanquita quiere verla y baja la montaña sola. Heidi lo lleva de vuelta al pasto. Mientras tanto, el queso se quema en la sartén, y cuando ella regresa, el abuelo lo está limpiando en silencio.

¿Qué le pasa a Pitchi esta mañana? Heidi espera al ave por algún tiempo y cuando finalmente aparece, rápidamente se aleja nuevamente. Pitchi debe acelerar el invierno en un país más plano y cálido, muy lejos. Heidi luego pregunta: ¿Por qué no bajas la montaña y vives con los otros aldeanos, abuelo? Él responde que incluso entre los pájaros hay uno que vive solo durante el invierno.

Llega el invierno La primera nieve cae, pero Heidi nota que no hay nieve debajo del abeto. Las ramas y hojas actúan como un techo. Un ciervo está parado debajo de uno. El abuelo le dice que si saca un poco de heno, su olor cubrirá el olor humano y el ciervo no huirá. Los vientos no son más fuertes y la nieve se hace más profunda.

En un día despejado cuando la nieve es firme, el abuelo lleva a Heidi a visitar la casa de Pedro en su trineo. Cuando conoce a la abuela de Pedro, se molesta al ver que la anciana es ciega. Luego se pone a llorar cuando le dicen que su ceguera es incurable.

Pedro viene como guía, llevando cazadores de la ciudad a las montañas. Al oír esto, Heidi corre hacia el gran abeto. Ella abraza a los animales asustados y les ruega que se queden dónde están. Los cazadores llegan a la casita del abuelo. Les aconseja que no vayan más lejos porque el clima empeorará, pero ellos solo se ríen de él y continúan su camino.

Un fuerte sonido rugiente sacude el suelo alrededor de la casa. Su abuelo le dice a Heidi que este es el sonido de una avalancha, lo que significa que la primavera está cerca. Bajo la nieve dura, Heidi descubre arroyos y prímulas que gotean. Pedro llega con su trineo y le permite a Heidi montar en él también.

Esta es la segunda primavera desde que vino aquí y Heidi ahora tiene siete años. Esta es la temporada en que la vida de la montaña comienza a ser activa. La gente del pueblo va al pasto. Las vacas son liberadas y uno puede escuchar a las vacas. Las cabras saltan también. No solo los animales domesticados, sino también los venados, los conejos y otros animales salvajes tienen su familia.

Un día de verano, Pedro le dice a Heidi que copo de nieve, su cabra favorita, va a ser sacrificada al final de la temporada; parece que nunca crece y da muy poca leche. "Oh, no", grita Heidi, abrazando a copo de nieve con fuerza. El abuelo luego explica que hay algunas cosas en la vida que simplemente deben hacerse.

Para Heidi, copo de nieve parece haber crecido un poco más y para Pedro no cumple con sus expectativas. Heidi decide encerrar a Copo de nieve para no enviarla de regreso con el Sr. Straal y se niega a entregarla, por lo que Pedro se molesta.

Heidi y Pedro viajan juntos en el trineo a la casa de Pedro. Los niños del pueblo le preguntan a Heidi por qué ella nunca va a la escuela, cuando Heidi llega a casa, le cuenta a su abuelo sobre la pregunta de los niños y le comenta que la escuela es aburrida. Piensa que es mejor vivir en las montañas.

Una mañana, un viejo caballero de negro visita al abuelo de Heidi. El hombre, un pastor y un viejo amigo, ha venido a perseguirlo para que envíe a Heidi a la escuela. Pero su abuelo se niega, insistiendo en criar a Heidi en un entorno natural. El pastor se va, sintiéndose un poco enojado.

El Señor Seseman un hombre rico para el que trabaja la tía Dete, necesita una niña sana como compañera de su hija enferma, Clara. El abuelo se opone, pero la tía persigue a Heidi para que la acompañe. El abuelo con la cabeza en las manos dice a Pedro que Heidi no va a volver. Pedro sale corriendo hasta la cima de la montaña y grita el nombre de Heidi.

En casa del Sr. Seseman en Frankfurt, Clara espera con impaciencia. La casa del Sr. Seseman es como un palacio y para entrar deben pasar un procedimiento complicado y tradicional. La señorita Rottenmeier recibe a Heidi quien mira con disgusto su ropa y le irrita el comportamiento natural de Heidi.

La señorita Rottenmeier no está muy contenta en tener que cuidar a Heidi y se enoja con ella cuando ve lo poco que sabe sobre los modales. Para Heidi, todo en la mansión es nuevo e interesante, pero su curiosidad y su ignorancia continuamente le causan problemas.

Clara guarda un pájaro para consolar su soledad. Para Heidi no es más que dolor ver a un pájaro encerrado y abre la jaula para liberarlo. Sorprendentemente, el ave regresa a la jaula y su regreso ayuda a acortar el castigo de Heidi. Clara trata de entender que el pájaro representa la situación actual de Heidi.

De la casa del Sr. Seseman solo puedes ver calles. Heidi desea ver su valle favorito y decide escalar un alto campanario de la iglesia, pero todo lo que ve son techos. Profundamente decepcionada Heidi encuentra unos gatitos en la capilla y regresa felizmente con uno de ellos y lo mantiene en secreto en un rincón del ático.

El cuidador de la capilla decide enviar a Heidi una canasta llena de gatitos. Sorprendida la señorita Rottenmeier se retira a su habitación. Heidi y Clara deciden ocultarlos en el ático. Las diferencias entre Heidi y la señorita Rottenmeier alcanzan un limite.

Heidi y Clara se esfuerzan por pensar en una forma de mantener en secreto al gatito. Clara, que apenas puede caminar, no puede llegar al ático. Cuando las dos chicas escuchan que la señorita Rottenmeier está saliendo, están muy felices y deciden jugar con el gatito en la habitación de Clara. Desafortunadamente, la señorita Rottenmeier ha olvidado algo y vuelve inesperadamente.

Pedro y su abuela están felices comiendo una cesta llena de panecillos blancos, pero solo en el sueño de Heidi. Su felicidad se disuelve tan pronto se despierta.