Conozcan a Mark y DeAnne, los fundadores de LuLaRoe, la empresa de leggings que pasó de un crecimiento explosivo a una catástrofe corporativa. Ellos cuentan sus historias de vida hasta la fundación de LuLaRoe. DeAnne hace crecer su negocio, pasa de ser una sola mujer vendiendo vestidos a una red enorme de vendedoras. El negocio crece y el futuro parece brillante. Quizá demasiado brillante.

LuLaRoe se convierte en corporación. Los empleados de la oficina central cuentan la extraña cultura de la empresa. Explota la demanda, y LuLaRoe suma revendedoras a una velocidad exorbitante. La compensación de líderes se apodera de la empresa, y los bonos por reclutamiento son descomunales. Las revendedoras se estancan, y LuLaRoe es una empresa multimillonaria que chocará contra la realidad.

La disparatada cultura de LuLaRoe se vuelve tóxica. El sexismo, la crítica de los cuerpos y el "gaslighting" son normales en la empresa. Las revendedoras sospechan que están en una secta. Al mismo tiempo, la calidad de las prendas se deteriora y aumentan los reclamos. LuLaRoe enfrenta a miles de revendedoras furiosas listas para abandonar la empresa y la historia explota en las redes sociales.

LuLaRoe sucumbe ante los reclamos y las acusaciones. Las revendedoras se van de a montones. Decenas de entidades presentan demandas, incluso el estado de Washington. LuLaRoe es un pez pequeño en un mar de empresas multinivel que se alimentan de los débiles. El sueño americano se trata tanto de ganancias abusivas como de mujeres y familias perseverantes que buscan justicia.