La verdad

Nueve años después de su desaparición en extrañas circunstancias, Paula García, la nieta de uno de los banqueros más importantes de España, reaparece en Santander convertida en una adolescente de 17 años.

La familia debe acostumbrarse a la presencia de la hija reaparecida y la presión mediática no lo hace nada fácil. La investigación de Eguia y Costa continúa. Hay algo en la actitud de Fernando que no termina de encajar y comienza a despuntar la sombra de una pequeña duda sobre el entorno familiar.

Eguía y Costa investigan el club al que Andrés llevó a Paula. Descubren una relación entre el club y Luis Fonseca (el Millonario) uno de los prohombres de la ciudad pero las presiones políticas impiden investigar más a fondo. Lalo, conmovido por la situación por la que está pasando Lidia, decide echarse a un lado.

Eguia y Costa viajan a Madrid en busca de Baranov, el presunto pederasta que vendió a Paula. Sin embargo, su detención se frustra. Las opciones de saber quién es realmente Paula García y por qué miente cada vez son menores. La reaparición en Santander de Ricardo Vega, un viejo conocido del pasado de Paula, reabre las expectativas.

Tras la amenaza de Ricardo, Paula se siente presionada. La policía sigue la pista de Ricardo y localiza un posible contacto con Paula que finalmente resulta frustrado. Acosada por la investigación Paula trata de justificar el encuentro con Ricardo mientras Fernando, trata de arreglar el asunto de Ricardo por su cuenta.

Tras el descubrimiento de la muerte de Teresa, Paula quiere venganza y pide ayuda a Fonseca para eliminarlo mientras Eguía progresa en sus sospechas sobre su pasado. Fernando debe neutralizar el peligro que para la estabilidad familiar supone Ricardo mientras trata de convencer a sus socios de su poder en el banco a espaldas de una Lidia.

Tras la muerte de Ricardo su móvil abre nuevas pistas que tienen que ver con el pasado de Paula; una serie de fotografías que la vinculan con la mafia rusa que la prostituyó y que la relaciona con la muerte de un importante diplomático.

Tras su detención por la muerte del diplomático ruso, el caso de Paula es cerrado por la fiscal de menores. Sin embargo, Paula da un dato que hace que Lidia albergue una ligera sospecha de que la niña realmente no es su hija. Fernando, en un movimiento desesperado por controlar la situación, decide contarle a Lidia toda la verdad.

Paula empieza a notar que el círculo de las sospechas sobre su verdadera identidad se está cerrando. Por un lado, Lidia desconfía de ella –tras la revelación de Fernando- y así se lo demuestra. Por otro, Eguía acaba de descubrir que Paula es Sara. Anticipando el peligro, Paula usará sus armas, de manipulación y seducción.

Eguía, convencido por Enrique para mantenerlo en secreto, confronta sus dudas con Lalo. Se entera de que Lidia y Fernando también están al tanto de que Paula es una impostora, lo cual le lleva a replantearse cuál es la verdad que están ocultando. Para Paula, el distanciamiento de Eguía y la frialdad de su madre suponen una amenaza en su empeño de seguir en la familia.

Irina llega a Santander, huyendo de Petrov, y Paula la esconde en el refugio de Eguía. La ucraniana le pide que la acompañe: ella también corre peligro. Paula se niega porque, en su nueva vida, ha encontrado una familia y el amor. Pero la realidad la contradice. En paralelo, Eguía confiesa a su novia que tiene una relación con Paula. Una relación adictiva que lo consume.

Paula cae en la trampa de Irina, y está a punto de ser capturada por Petrov, aunque consigue huir antes de que llegue Eguía con los refuerzos.Tras el incidente, el peso de las sospechas recae sobre Eguía: La chica ha aparecido muerta en su casa y ni él lo entiende. La cosa se complica cuando llegan dos agentes del Grupo 9 para hacerse cargo del caso y de la protección de Paula García.

Enrique convoca una reunión en el banco donde anuncia sorprendentes cambios y una noticia inesperada, la de su enfermedad, que pilla a Fernando con el paso cambiado. Por otra parte, el círculo de la investigación sobre Eguía se estrecha cada vez más, será difícil librarse de la acusación del asesinato de Irina.

Paula es secuestrada por Sánchez y, aterrada, descubre que su destino final está en manos de Petrov. Ajenos a ello, su familia llora la pérdida de Enrique en la más estricta intimidad. Sin embargo, un cambio de planes de última hora, coloca a Sánchez en una incómoda posición que le obliga a dar pasos imprevistos y cometer errores.

Eguía y la policía consiguen liberar a Paula de las garras de Petrov. La pesadilla ha terminado, Paula regresa a casa con Lidia muy afectada por todo lo ocurrido. En la comisaría Eguía es rehabilitado y vuelve a ocupar su puesto. Pero hay algo que todavía le tortura y que solo puede hablar con Lalo: ¿qué pasó con la verdadera Paula?

El descubrimiento de la muerte de Cirilo pone en peligro la verdadera identidad de Paula, y Eguía, todavía convaleciente del disparo de Petrov, debe ocuparse de que la verdad no llegue a descubrirse. Fernando, cercado por la policía y por las preguntas de su familia, confiesa su crimen, pero no es el que Eguía esperaba.