Cuando a Blanca, madre soltera, le comunican que la leucemia que padece su hija se ha agravado, se da cuenta de que debe entregarse a ella en cuerpo y alma para ayudarla a combatir la enfermedad. Gracias a esa lucha compartida, su relación se estrecha más que nunca. Blanca descubre el valor que tienen los detalles en un proceso de curación, y aprende a convertir la adversidad en esperanza.