Es 1954 y después de haber descansado tras el periodo de guerra, Sidney Chambers está en un buen lugar. El alcohol y la baja autoestima han pasado a un segundo plano en sus quehaceres y en la congregación. Está creciendo y tratando de llevar una buena vida. Pero las cosas nunca son fáciles: Sidney se encuentra acusado injustamente de un crimen.