Mis vecinos reales

Agotados por la crianza, el Rey y la Reina deciden salir sin niños y dejan a Stella al cuidado de sus hermanos. Preocupada por causar una buena impresión a Mikey, Stella hace esfuerzos absurdos por esconder su trabajo de canguro con resultados del todo contrarios a lo esperado, puesto que Molly y el Bebé tienen sus propios planes y la cosa amenaza con salirse de madre.

Stella propone a las gemelas hacer los deberes en su casa. Es la primera vez que trae amigos a casa, y pide ayuda a su familia para que todo parezca "normal" y no haya nada real a la vista. Pero Stella no contaba con que la madre de Mia y Freya las ha preparado para una visita formal y todo sale mal¿ Aunque, al final, Stella se da cuenta de que un poco de caos real tampoco tiene nada de malo.

Stella decide pasar de ir al cine con sus amigas para acudir a una fiesta, pero se arrepiente al instante e intenta que Mia y Freya la perdonen, ¡cosa que no será nada fácil! Al final, va a tener que disculparse a un volumen suficiente para despertar a todo el vecindario para hacer las paces. Esa noche, Stella aprende que los amigos de verdad te quieren por quién eres, y no por lo que eres.

Stella convence a su familia para pasar una noche divertida de juegos como hacen sus amigas. La familia real empieza jugando a las películas, con Stella y Molly contra sus padres, que pierden estrepitosamente, cosa que hace que la Reina Kat se ponga muy competitiva. Prueban otros juegos mientras Mr. Pee desespera porque el bebé no deja de llorar y no logra averiguar por qué.

La clase de Stella se va de acampada, y Mia y Freya están muy nerviosas porque nunca han dormido en una tienda. Stella, que en una ocasión pasó una semana de acampada en un desierto, se tiene por una experta y promete enseñarles, pero resulta que dormir en una gran jaima como invitada oficial de un emir no tiene nada que ver con dormir en una tienda diminuta en el jardín de tu casa.

Stella y sus compañeros tienen que hacer una presentación en clase y Stella no tiene nada de miedo, puesto que, como princesa heredera, se ha dirigido a todo el país en varias ocasiones. Sin embargo, a medida que se acerca la fecha de su presentación, se da cuenta de que escribir un discurso no tiene nada que ver con pronunciarlo, y los nervios hacen mella en ella.

Stella y Molly van a pasar el fin de semana en casa de la abuela, pero a Stella no le apetece mucho. Ella quería pasar un fin de semana muy normal con Mia y Freya, que han planeado una "sesión de fotos" en el parque. Al hablar por teléfono con sus amigas, finge estar pasando un fin de semana normalísimo y les dice que las echa mucho de menos.

Stella ha hecho galletas para regalárselas a la Reina Kat el día de la madre, pero la Reina se las regala sin miramientos a su propia madre cuando esta llega sin avisar y espera que su hija la trate como la reina que es. La hostilidad se extiende rápidamente a través de las tres generaciones de mujeres de la familia real, puesto que cada una está convencida de que las otras son muy egoístas.

En el colegio van a celebrar el "Día de la mascota", y los compañeros no paran de hablar de sus maravillosos animales de compañía. A Stella le gustaría llevar a Snowy, pero está demasiado ocupado actualizando sus redes sociales, así que Stella se ve obligada a pedirle a Mr. Pee que finja ser una tortuga normal, cosa que no es nada fácil cuando uno tiene antepasados reales.

Mia ha encontrado tinte por casa y quiere cambiar de look, pero resulta que el tinte no tiene ningún efecto en el pelo de las gemelas. Stella también decide probarlo, aunque solo queda suficiente para cubrirle media cabeza¿ ¡y media melena se le tiñe de negro! Nada de lo que hacen consigue cambiar un ápice el color. ¡Y justo el día en que la familia real tiene que posar para el retrato anual!

Stella, Mia, Freya y Mika deciden contemplar el eclipse lunar de madrugada desde lo alto de una colina. Ante la resistencia de sus respectivos padres, todos dicen que los demás tienen permiso para ir. El Rey y la Reina mandan a Mr. Pee de misión secreta para seguirlos mientras la divertida excursión nocturna se convierte en una película de terror.

Stella es muy alérgica a los gatos, pero cuando Mika acoge un gatito, le parece demasiado mono como para mantenerse alejada. Los ojos le lloran una barbaridad, pero se niega a admitir su alergia. Y, cuando al final no le queda más remedio que confesar, Mika se siente fatal.

El colegio de Stella organiza una feria en la que todos deben participar. Stella pide a su padre que la ayude, pero la Reina Kat, convencida de que ella también puede hacerlo, manda al Rey y a Molly a arreglar su bicicleta. Elije una receta de un antiquísimo libro de cocina, la cosa se complica, y las interferencias telefónicas de la Reina Madre no ayudan.

Al Rey Bob y al Alcalde les piden que aparezcan juntos en un acto público, y su rivalidad latente estalla. Se vienen tan arriba que se enzarzan en una pelea que funde los plomos de toda la ciudad. Cuando ambos se niegan a hacerse responsables de sus actos, Stella y Mika se ven obligados a intervenir y no les queda más remedio que hacer caer a sus respectivos padres en una trampa.

La tendencia de Stella a hablar sin pensar hace que se ofrezca a tocar la guitarra con el grupo de Mika en el concurso de talentos del colegio. El problema es que Stella no sabe tocar ni un acorde. Cuando entra en pánico, el Rey Bob y la Reina Kat la convencen para que se lleve el arpa en lugar de la guitarra porque, al menos, ese instrumento sí sabe tocarlo.

A Stella le da por pensar que la Reina Kat necesita amigas, así que decide meterla en el club de lectura de la Señora Oh, la madre de las gemelas, que parece divertidísimo. Hará todo lo posible por conseguirlo: escucha en secreto una de las reuniones del club y hasta acude a la consulta de la señora Oh fingiendo que tiene dolor de muelas. Finalmente consigue que la inviten.

Para parecer tan inteligente como sus amigas Maya y Freya, que llevan gafas,Stella convence a su profesor y a la Reina Kat que a ella también le hacen falta y hace trampa en la prueba del oculista ¿que se lo traga porque no hace ascos a tener clientes de la realeza.Pero Stella no se había parado a pensar en lo que significa ver mal y se dará cuenta de que su brillante idea tiene poco de brillante.

La Reina Kat pide a Stella que acompañe a Molly a pedir caramelos para Halloween y Stella obedece a regañadientes. ¡Pedir caramelos es para niños pequeños, no adolescentes molones como ella! Mia y Freya van con ellas para hacerle compañía, ¡no porque les guste pedir caramelos, claro! Lo hacen por Molly, y menos mal, porque en una de las casas a las que llaman ¡hay un monstruo de verdad al acecho!

Stella quiere apuntarse al equipo de fútbol de la escuela con Mia, pero el equipo tiene un nivel muy alto, y Stella no ha jugado a fútbol en su vida. Cuando el Rey Bob le ofrece su ayuda, se pone muy contenta, pero resulta que su talento como entrenador es mucho mayor que el talento de Stella como jugadora y Stella se siente dejada de lado.

Como la familia real nunca ha tenido que preocuparse por abrir o cerrar puertas, para ellos es un concepto muy novedoso. Y cuando por fin se acuerdan de cerrar al salir, se dan cuenta de que no hay que olvidarse la llave para volver a entrar. ¿Cómo saldrán del trance con la dignidad intacta, sobre todo cuando Molly se hace pis y Stella tiene que cambiarse para ir al cine con sus amigos?

A Stella le gusta jugar al fútbol, pero no recibe la misma atención que los mejores jugadores de su equipo. Hasta que tropieza con el balón y se hace un esguince. De repente, se convierte en el centro de atención, con un montón de gente haciendo cola a los pies de su cama para preocuparse por ella. Stella está encantada, aunque Snowy la avisa de que en cuanto se le cure el pie, todo acabará.

Stella está encantada cuando Mika la invita a su casa a hacer un trabajo y le propone quedarse a cenar, pero entonces el padre de Mika anuncia que preparará su plato más famoso: coles de Bruselas con hígado. A Stella no le gustan nada las coles de Bruselas, y la verdad es que el hígado tampoco parece nada apetecible¿ Para no quedar mal con Mika y su padre,

Las notas de Stella no son tan buenas como esperaba y teme que la riñan, así que les oculta las notas y hace desaparecer el recordatorio de la reunión de padres. No tiene más que asegurarse de que sus padres no se acuerdan de la reunión,

El colegio organiza unas jornadas de orientación profesional en las que los alumnos no pueden emparejarse con sus propios padres, así que Mia y Freya se pasan el día siguiendo la agenda oficial del Rey Bob mientras que Stella va a la consulta dental de la señora Oh, cosa que, teniendo en cuenta que ir al dentista le da pavor, tal vez no sea muy buena idea.

Stella es incapaz de aprenderse la coreografía para una actuación de baile con un grupo de compañeros que incluye a la mandona de Victoria. Es como si tuviera dos pies izquierdos, y su cuerpo adolescente se le rebela. Snowy interviene para entrenar a Stella (a un precio muy alto) y la somete a una preparación draconiana.