El Chavo Animado

El Chavo sueña con aviones, pero la envidia de Quico no lo deja divertirse. Don Ramón trabaja vendiendo productos para fiestas, sin embargo, los niños y Doña Florinda le hacen ver su suerte, por lo que le regala los globos a El Chavo.

El Chavo sufre de insomnio y se queda dormido en el patio, por lo que Don Ramón trata de ayudarlo, pero sólo consigue un golpe de doña Florinda, quien no cree que El Chavo se encuentre realmente dormido.

Ñoño es el único que contesta bien en la clase de zoología; después llegan a la fonda sin dinero, donde Ñoño aprende una manera de comer gratis con la ayuda de una mosca en el café. El Chavo trata de atrapar una, pero hace mil destrozos.

Satanás se perdió y los niños se asustan al escuchar a Doña Cleotilde gritar su nombre, sin saber que así se llama el cachorrito que se encuentra extraviado. Don Ramón intenta calmar a los niños, quienes piensan que su vecina es una bruja.

El Señor Barriga llega a cobrarle la renta a Don Ramón, proponiéndole que enyese una pared a cuenta de lo que le debe. El Chavo y sus amigos encuentran el material, así que deciden divertirse jugando a los yeseros.

Doña Florinda y Don Ramón se asocian para vender churros, ella los prepara y él los vende. Los niños también quieren ayudar, pero hacen un desorden con la harina, por lo que El Chavo se las tiene que ingeniar para comer un delicioso churro.

El Chavo juega a los piratas, pero la envidia de Quico echa a perder su juego y provoca que rompan un foco; Don Ramón intenta remplazarlo, pero después de romper varios focos más, únicamente consigue electrocutarse.

Falta agua en la vecindad, así que los niños van por cubetas a la vecindad de enfrente; El Chavo y sus amigos revuelven las cubetas, ocasionando problemas entre los vecinos, quienes deciden contratar a un plomero para arreglar el problema.

Los niños juegan futbol en la vecindad, golpeando a Don Ramón; después El Chavo imagina que es beisbolista, y junto con Quico, golpean sin querer a todos los que van pasando por el patio de la Vecindad.

El Chavo le pide al Señor Barriga que lo deje lavar su coche a cambio de dos pesos, él acepta y va a cobrarle la renta a Don Ramón, quien intenta evitarlo. Gracias a Quico se vuelve a ensuciar el auto, por lo que deben lavarlo otra vez.

Los niños juegan en el patio de la vecindad y como de costumbre, reciben al Señor Barriga con un golpe; él se enoja y los manda a jugar al llano de la esquina, donde el Profesor Jirafales y Don Ramón les enseñan a jugar futbol americano.

Comienzan a desaparecer cosas y aparecen en el barril de El Chavo, quien decide irse de la vecindad porque todos lo acusan de ser un ladrón; un sacerdote le aconseja que regrese, ya que es inocente y la verdad siempre sale a la luz.

El Profesor Jirafales le regala un pequeño gato a Quico, quien lo pierde debido a un descuido y le dice a todos que El Chavo lo atropelló con la bicicleta de Don Ramón, así que todos hacen un juicio para saber la verdad.

Don Ramón trabaja como fotógrafo en el parque, donde tiene problemas con Doña Florinda, quien se lleva un tremendo susto al ver que Quico le entregó una bolsa con un ratón en vez de la bolsa de azúcar que le encargó a Doña Cleotilde.

El Chavo y Quico se enamoran de Patty, desmayándose cada vez que ella les da un beso, al igual que Don Ramón cuando ve a Gloria; por lo que los niños buscan una explicación y un remedio para curar a los desmayados.

Como de costumbre, el Señor Barriga llega a la vecindad y es recibido con un fuerte golpe, del cual no se levanta para jugarle una broma y darle una lección a El Chavo, quien piensa que el Señor Barriga murió por su culpa.

Los niños creen que Doña Clotilde sigue con brujerías, ya que hizo que Quico pusiera un huevo; más tarde van a su casa a dejarle un periódico, pero al entrar, imaginan que es una mansión embrujada, donde tienen una increíble aventura.

Don Ramón dice saber de box, por lo que quiere entrenar a El Chavo después de ver que noquea a Quico, lo que ocasiona que el Profesor Jirafales aconseje al nuevo boxeador para evitar accidentes con sus descuidos.

El Señor Barriga le cobra la renta a Jaimito, quien se irá de la vecindad por no tener para pagar, mientras que Don Ramón trabaja como carpintero y los niños juegan con su herramienta, provocando un desastre.

Don Ramón quema su ropa con la plancha debido a que los niños jugaban prendiendo y apagando la luz; más tarde, Popis y El Chavo juegan a los bomberos, pero gracias a Quico, el Profesor Jirafales y Doña Florinda piensan que su casa se incendia.

Los niños juegan con barro y ensucian toda la vecindad, por lo que Doña Florinda y Doña Cleotilde le piden al Señor Barriga que mande a limpiar y pintar el patio, siendo Don Ramón el encargado de hacerlo con la ayuda de los niños.

La vecindad se encuentra muy maltratada por el tiempo, así que el Señor Barriga compró pintura para que Don Ramón ayude a pintar los patios, pero gracias al trabajo en equipo de todos los vecinos, la vecindad queda mejor que nunca.

El Chavo despierta a Don Ramón, ya que le había dicho que lo invitaría a desayunar un huevo revuelto; más tarde, Quico recibe de regalo unas raquetas y pelotas de ping pong, que confunden con los huevos que Popis había comprado para El Chavo.

Quico destruye la casita que construyó El Chavo, quien quiere vengarse de él pegándole con un ladrillo, en el intento, termina golpeando a Don Ramón, que se esconde del Señor Barriga para no pagarle la renta.

Todos los días aparece un plato vacío en el barril de El Chavo; Doña Cleotilde piensa que se trata de espíritus, sin saber que Don Ramón es sonámbulo y que se levanta para llevarle algo de comer a El Chavito todas las noches.