Mi prima Ciela

Graciela, Maite y Silvia se convencen aún más de que David es un ser muy especial cuando el joven permite que las primas se queden a dormir con la “ciela” mientras él lo hará en la sala; las tres lo abrazan y lo besan.

Abel le insiste a Maite para que lea el documento que garantiza que su divorcio va a seguir adelante cuando recibe una llamada de Flavio avisándole que Fernanda está en la clínica.

Abel busca a Maite para saber de ella e intenta un acercamiento; la pianista, de nuevo, lo rechaza y le asegura que duda mucho que algún día se cure la herida que le hizo a su corazón enamorado.

Ignacio sugiere a David y a Graciela que controlen su emoción pues, aunque los valores de la joven parecen estar bien, la aplasia puede estar escondida y esperando para aparecer de nuevo.

Ignacio advierte a Graciela y toda su familia, incluyendo Rocío, que deben estar alertas por si la aplasia regresa; todos se sorprenden cuando Graciela anuncia su decisión de irse con David a la posada de Julia, así todos se opongan.

Maite le ruega a Abel que nunca más vuelva a lastimarla y él promete que jamás volverá a mentirle; la pareja se besa apasionadamente en señal de total reconciliación.

Al contarles de sus planes de viaje, Rocío y Héctor deciden acompañar a David y Graciela, quienes aclaran que también irán Esteban y Bernarda.

Maite y Abel se preocupan cuando el médico que examina a la joven anuncia que debe ser operada de inmediato porque se dañó el tendón de la mano y hasta no terminar la intervención, no podrá decirles si volverá a tocar el piano.

Fernanda se presenta ante Maite y Abel para advertirle a la pianista que ahora que está imposibilitada es que va a conocer al verdadero monstruo egoísta y ambicioso que es el joven Méndez, quien de seguro ya se siente superior a ella creyendo que corre el riesgo de no volver a tocar el piano nunca más.

Antes de emprender el viaje de regreso, Graciela y David visitan el lugar donde harán su posada y aseguran, ilusionados, que será ahí donde verán todos sus sueños hechos realidad.

Maite y su familia se tranquilizan cuando el médico asegura que sólo se le fue un punto de la herida y, mientras guarde el reposo aconsejado, todo va a estar bien; sin embargo, la situación se torna tensa cuando Ileana exige saber cómo fue que la muchacha se lastimó la mano.

Silvia sufre una fuerte impresión cuando va a salir del apartamento de Arminda y se encuentra con todas sus cosas en la puerta; señal inequívoca de que Rafael la botó de su casa.

Gimena y Esperanza le preparan a Graciela un jugo de varias hierbas y verduras que la va a ayudar a subir sus valores hematológicos; la muchacha acepta tomarlo por complacerlas y se conmueve cuando su madre, llorando, le asegura que toda la familia va a estar a su lado.

Flavio le reprocha a Abel que volviera a atacar a Darío dentro de las instalaciones de la escuela de música; el joven asegura no estar arrepentido y, por ende, se niega rotundamente a pedirle disculpas al profesor o a Maite por lo ocurrido.

Gimena y Alberto interrumpen su conversación cuando los llaman para avisarles que Graciela espera un

David se molesta un poco por la insistencia de Graciela en querer quedar embarazada apenas dé a luz para tener su “cielita”; la muchacha, que evidencia que tiene miedo de no tener el tiempo suficiente, asegura estar dispuesta a rechazar el segundo implante si eso demora su segundo embarazo.

Muy a su pesar, Alberto llega a la conclusión de que Arminda tiene razón cuando insiste en que lo mejor es que Rafael y Silvia se divorcien.

En transición de quince días, Silvia presenta el examen para ser aceptada en el instituto universitario y, mientras Graciela cuida de Albertico, también entrena para el equipo de atletismo.

Graciela llega a la clínica y pide la dejen ver a Rocío de inmediato o el bebé corre peligro de muerte si ella no llega a tiempo para ayudar a la mujer. Albertico llora sin cesar.

Silvia, en su casa, lamenta no haber podido lograr que Rafael fuera una persona mejor a pesar del gran amor que los une; Rafael, en la celda, reconoce que ama profundamente a su esposa e hijo, pero aún así no pudo convertirse en alguien mejor para ellos.

Silvia se angustia al llegar a la cárcel y ver a Rafael herido. Fernanda enfurece cuando Maite asegura que, con su actitud malvada, acaba de convencerla de que casarse con Abel es lo mejor que puede hacer para que ella de una vez pase a ser historia en la vida del compositor.

Rafael tiene un enfrentamiento con los otros presos; la pelea parece inminente, pero un muchacho que el mecánico conoció cuando estuvo preso anteriormente, lo ayuda a evitar el mal momento.

David y Graciela comentan sobre las respectivas conversaciones que tuvieron con Gimena y Alberto; el muchacho se tranquiliza cuando Graciela asegura que no tiene ningunos celos de Julia porque sabe que él la ama; la pareja se besa enamorada.

Los abogados logran que Rafael sea trasladado a un pabellón especial; el mecánico agradece a Alberto todo lo que hace por él, pero el señor Zambrano le aclara que es por Silvia que lo ayuda.

Esperanza acusa gran sorpresa cuando Graciela le confía que ella sabe cuál es su misión en la vida y que tiene los días contados, pues, aunque su curación fue milagrosa, ella conoce su cuerpo y sabe que algo no está tan bien como parece.