La niña Emanuel, cuya madre murió en el parto, cuidará del bebé de Linda, cuyo bebé lo reemplazó hace mucho tiempo con una muñeca. Emanuel se hizo cargo de la muñeca como un ser vivo y en sus delirios vio al bebé muerto ahogándose en el río de lágrimas de Linda. Linda, al darse cuenta de que el bebé era una muñeca, se sumergió en su locura acusando a Emanuel de extrañar al niño.