En el desierto de San Luis Potosí, México, en el trópico de Cáncer, varias familias luchan para no morir de hambre. Bajo un sol abrasador, usan trampas y armas caseras para cazar pájaros, tortugas y serpientes venenosas que luego comen o venden a la gente rica que pasa en coche por la autopista 57.