Amar en tiempos revueltos

Mientras Antonio y sus compañeros celebran el triunfo del Frente Popular, Andrea regresa a casa en compañía de su amiga Consuelo. Allí le está esperando su padre, don Fabián, a quien se enfrenta continuamente pues no le deja estudiar en la Universidad. Doña Loreto, su madre, logra convencerle para que le permita asistir a una academia de dibujo, donde conocerá a Eduardo.

Una vez en casa, riñe a su hijo por su osadía con Andrea y le advierte que la deje en paz. Por su parte, Loreto pide comprensión a Fabián para su hija. Rodrigo, angustiado por su situación, consuela a Andrea por la muerte de Eduardo pero ella ama a Antonio con todas sus fuerzas y engaña a sus padres para encontrarse a escondidas con él.

Fabián llega a la fábrica y descubre que no hay nadie trabajando. Apurado, Pepe le comunica que están todos en el sindicato porque se rumorea que el gobierno podría entregar las fábricas a los obreros. Don Fabián, viendo que la gente está muy revuelta y Madrid no es seguro, deja la fábrica en manos de Rafael y se va con su familia al Escorial hasta que se restablezca el orden.

Para angustia de Andrea, la huida de su familia es un hecho. Rodrigo ha conseguido salvoconductos para pasar a la zona nacional. Los Ayala también deciden marcharse a Suiza pero Mario no quiere abandonar el país. Solo Consuelo conoce el verdadero motivo de su decisión. Antonio se lamenta de la separación de Andrea y no sabe cómo evitarlo. Paloma le dice que la solución es casarse con ella.

La familia de Andrea acaba de irse, con el disgusto de la boda de su hija con Antonio. Elpidia les reprocha lo que han hecho pero ellos lo celebran en el bar de Marcelino. En la fábrica, los obreros se reúnen para elegir director. Pepe monta en cólera al enterarse de la boda de Antonio con Andrea. Mientras las bombas caen sobre Madrid, Antonio y Marcelino, son llamados al Quinto Regimiento.

La vida cotidiana sigue durante el asedio a Madrid. La radio informa de los cambios producidos en el Gobierno para recuperar el orden perdido. Las bombas han dejado varios muertos y los fascistas están a las puertas de la ciudad. Las autoridades republicanas proponen poner la producción de la fábrica al servicio de la defensa de Madrid. Antonio y Andrea pasan su última noche juntos.

Han pasado tres años desde que Antonio se marchó. Su hijo Liberto ya tiene dos años y él sigue luchando en uno de los últimos reductos del Frente Republicano. Mientras Andrea lee la última carta de Antonio, los nacionales entran en Madrid. A pesar de la ocupación está decidida a esperar a que Antonio vuelva a buscarla. Elpidia destruye pruebas de su implicación con la República.

Elpidia trata de disuadir a Pepe para que se quede en casa pero dos soldados se lo llevan esposado a la fábrica. Una vez allí, Rafael se destapa como quintacolumnista y le acusa, ante los falangistas, de estar al frente de todo desde el primer día. Antonio intenta regresar a Madrid aun sabiendo que los nacionales están allí. Por el camino conoce a Villegas.

Elpidia intenta ver a Pepe en la cárcel pero acaban echándola. Andrea se instala en casa de Consuelo donde tiene que aguantar las continuas críticas de los inquilinos de doña Pura hacia el gobierno derrotado. Los Robles vuelven a casa. Don Fabián, que desconoce la existencia de su nieto, no quiere ni oír hablar de su hija. En la radio, escuchan el parte del final de la guerra.

A pesar del optimismo que le produce el encuentro, está convencida de que Fabián jamás perdonará a su hija. Rodrigo vuelve a casa. Don Fabián tiene que buscar comida para el almuerzo familiar en el que no quiere que esté Andrea. Esta se marcha de casa de Consuelo para no comprometerla pero en el portal es detenida por la policía.

Elpidia anuncia a los Robles que se han llevado a Andrea y al niño. Don Fabián, que no da crédito, riñe duramente a su mujer por haberle ocultado que Andrea tenía un hijo. Frente a la actitud inflexible de su padre, Rodrigo utiliza sus contactos para liberar a su hermana. En el colmado, Paloma rechaza la propuesta de Rafael para hacer negocios en el mercado negro. Andrea presta declaración.

Sor Rosa propone trasladarla a un convento a cambio de un buen donativo y don Fabián acepta. Andrea cree que su hijo sigue en algún lugar de la misma cárcel pero se rumorea que se llevan a los niños de las presas para entregarlos a familias adineradas. Andrea se niega a salir de la cárcel sin su hijo pero su padre no da opciones.

Marcelino le da la clave a Elpidia para conseguir entrar en la cárcel y visitar a Pepe. Su marido le dice que alguien conoció a un Antonio, en la cárcel de Guadalajara, que podría ser el suyo. Andrea ingresa engañada en el convento creyendo que Liberto está allí pero la actitud dura y cínica de la Madre Superiora hará que se rebele ante las monjas.

Elpidia le pide a Rodrigo que le consiga un salvoconducto para ir a la cárcel de Guadalajara a visitar a Antonio. Sito conoce a Ángel, un niño que hace recados a cambio de comida. Don Fabián enseña a su hijo el anónimo que le han enviado a Rafael y Rodrigo decide investigar el asunto.

Andrea consigue entrar en el orfanato y pregunta por su hijo. Improvisa una historia que el director escucha disimulando su escepticismo pero ella sospecha que algo va mal. Don Fabián, indignado con la fuga de Andrea, discute con Rodrigo. Paloma asiste estupefacta a la detención de su mejor clienta, Fani. Rafael se presenta en casa de los Robles con un aspecto lamentable.

Loreto pregunta a Consuelo por Andrea y le agradece su amistad. Eulalia echa de casa a su marido Javier. Fabián recrimina a su hijo por ayudar a los rojos pero Rodrigo tiene muy clara su posición y entrega el salvoconducto a Elpidia. Paloma le da comida para que se la lleve a Antonio. Ángel necesita chapas para que Sito le siga contando películas. Al fin, Mario tiene noticias de Andrea.

Antonio, escondido en el sótano del bar, le pide a Marcelino que no revele su paradero y que averigüe con quién habló Elpidia en el penal de Guadalajara. Antonio sospecha que Elpidia miente para proteger a alguien. Mario promete a Andrea su ayuda para buscar a Liberto y consigue que Pura la acepte de nuevo en su casa. El abuelo de Ángel descubre que en los sótanos del bar se esconde alguien.

Elpidia acaba confesando que no vio a su hijo en Guadalajara. Marcelino le confirma que Antonio está vivo pero no le dice la verdad sobre su paradero. Rafael recaba la ayuda de un ambicioso abogado para luchar contra D. Fabián por el control de la fábrica. Mario logra que los cargos contra Andrea sean retirados pero fracasa en su intento de convencer a D. Fabián de que perdone a su hija.

Para no revelar el paradero de Antonio, Marcelino convence a Elpidia de que su hijo prepara una huida del país, pero acaba descubriendo la verdad sobre el fantasma que se esconde en el bar de Marcelino y madre e hijo se reúnen. Rafael y su abogado logran un careo con D. Fabián, del que esperan obtener un jugoso acuerdo, pero este recurre a los servicios de Mario, que sabe defender sus intereses

Mientras Antonio y Elpidia se ponen al día, Andrea se reencuentra con su madre, que la visita en casa de doña Pura. La madre de Mario sigue empeñada en encontrarle pareja. Rodrigo llega a un enfrentamiento abierto con su padre: tras despreciar a uno de sus compañeros falangistas, D. Fabián se burla del Desfile de la Victoria y de los objetivos políticos de su hijo.

Es el día del Desfile de la Victoria y todo el mundo anda revolucionado pero no todos piensan acudir: D. Fabián quiere desairar a su hijo con su ausencia, Andrea se niega a celebrar la fiesta de los que le arrebataron a su marido y a su hijo, Mario aprovecha la ocasión para reunirse con Andrea y Marcelino no quiere apoyar a los fascistas. Las circunstancias harán que los planes cambien.

Tras el Desfile de la Victoria, Andrea recibe la visita de Mario. El buen humor de Andrea (por su reencuentro con Antonio) le hace albergar esperanzas. Antonio es confundido por un falangista que se pega a él como una lapa. Mario conoce mejor a Beatriz de la Palma, que se revela como una persona mucho más interesante de lo que cabía suponer. En el bar El Asturiano aparece un policía corrupto.

Mario y Rodrigo se alían para ayudar al supuesto Antonio, pendiente de juicio en la cárcel de Guadalajara, moviendo todos sus contactos para evitar una condena. Eulalia está convencida de que la complicidad entre Beatriz y Mario es el preludio al amor. Marcelino teme que su bar sufra un registro y Antonio sea descubierto. Tras su expulsión de la fábrica, Rafael consigue un puesto de favor.

Rafael deja claro a Marcelino que su intervención para desenmascarar al policía corrupto no es gratuita pero Paloma rechaza la extorsión con firmeza. Don Fabián da un paso decisivo en la reconciliación con su hija, que consiente en volver al hogar familiar si logra encontrar a Liberto y lo acepta como nieto. Rodrigo acude a ver a su hermana y descubre nuevos sentimientos hacia Consuelo.

Paloma se encuentra con su tienda destrozada y comprende que se trata de una advertencia de Rafael, por lo que acaba pagando el impuesto. Las noticias en torno al juicio del supuesto Antonio empeoran y Villegas es condenado a muerte. Don Fabián, tras entrevistarse con el director de prisiones, comunica a su familia una terrible noticia: el hijo de Andrea está muerto.