Vikingos

Las flotas de Ragnar y Lagertha salen de nuevo de Kattegat hacia Wessex y esta vez llevan a colonizadores. El rey Ecbert acoge a los nórdicos y les propone un trato. A pesar de los recelos de algunos líderes, Ragnar lleva una vez más sus tropas a la batalla, pero esta vez como aliado de Wessex.

Lagertha y Athelstan ayudan a establecer el asentamiento vikingo en Wessex. Harbard, un misterioso vagabundo, llega a Kattegat, cumpliendo los deseos anticipados de Aslaug, Siggy y Helga.

El rey Ecbert visita el nuevo asentamiento vikingo durante la primera cosecha y rechaza las críticas de sus nobles principales. Las tropas de Wessex/vikingas entran en batalla con Mercia. En Kattegat, Harbard llega al Gran Palacio y su misteriosa aura fascina a Aslaug y a Helga, pero Siggy sospecha. Se dan extraños y trágicos sucesos en Kattegat y Siggy cree que Harbard es la causa.

Las tropas victoriosas de Wessex/Vikingas vuelven a Wessex, pero hay rencor en el campamento vikingo; Floki está enfadado por la alianza con Ecbert y resentido por la influencia que cree que Athelstan tiene sobre Ragnar. La princesa Kwenthrith hace ciertos cálculos políticos tras la batalla en la Colina de la Ceniza en Mercia. Llegan visitantes del pasado a Hederby, por invitación de Kalf.

La flota vuelve a Kattegat donde les esperan trágicas circunstancias. Lagertha sabe que su puesto ha sido usurpado y convence a Ragnar para que viaje a Hederby con ella para intentar reclamar su título. Ragnar causa gran estupor cuando anuncia el siguiente saqueo. El Adivino tiene interesantes profecías para Rollo.

Los preparativos para el saqueo de París se aceleran, y Rollo sopesa la profecía del adivino sobre su destino. Ragnar es informado de la masacre de Aethelwulf en el asentamiento en Wessex, y Kalf llega a Kattegat con nuevos aliados y algunas caras familiares. Porunn y Judith dan a luz; pero con la nueva vida también llega la muerte.

La aparición de la flota vikinga causa pánico entre la población de París. La defensa de París está en manos de su comandante, el conde Odo, que confía en que la ciudad está preparada para el ataque. El emperador Carlos, instado por su hija Gisla, anuncia en la corte que permanecerá en la ciudad. Los vikingos plantan su campamento río abajo de la ciudad y planean su ataque.

El ejército vikingo embarca y París se bloquea mientras el ejército prepara la defensa, supervisada por el conde Odo. Los vikingos están decididos a traspasar las puertas de París y conquistar la ciudad; no se pararán ante nada para triunfar.

Los vikingos salen para un segundo asalto a París. Reconociendo el estado desesperado de su ciudad, el emperador Carlos debe tomar una difícil decisión. En Wessex, Judith también se verá forzada a tomar una difícil decisión.

Se reconoce el destino de Rollo y Bjorn asciende como líder. Con una última oportunidad de tomar París, Ragnar y sus tropas vikingas toman una opción arriesgada.