En 1970, Steve McQueen estaba en la cima de su carrera artística en Hollywood. Nada podía hacerle caer. Pero para él solo existía una obsesión: las carreras y la velocidad. Por ello luchó para poder hacer la película "Le Mans", en un rodaje caótico que cambiaría su vida para siempre. Esta es la fascinante historia del sueño del intérprete más volátil y carismático de su generación.