Martín y Lucas ya están acostumbrados a vivir escapando aunque esta vez la Guardia Civil ha estado a punto de pillarles poco antes de llegar a su destino: el internado. Fermín lleva días buscando al bebé de Irene Espí. Su madre lo depositó en el río, encima de un tronco, para alejarle del peligro de sus perseguidores pero parece que esa solución de emergencia ha sido la condena del pequeño.

Marcos va a pasar uno de los momentos más duros de su vida: reconocer a sus padres en el depósito de cadáveres o, más bien, lo que queda de ellos tras meses de descomposición en el agua. Lucas y Martín descubren por casualidad la puerta secreta que comunica el armario de su habitación con el desván. Allí arriba parece no haber más que trastos viejos: muebles rotos, un antiguo proyector…

Y casualmente a la vez que Toni ha llegado, Noiret que le entrega a Iván los papeles necesarios para no perder definitivamente su patria potestad, sin saber que su hijo sospecha que fue él quien mató a Cayetano. El mensaje que recibió Marcos en el móvil lo decía bien claro: “no vuelvas a llamar o estamos muertos”.

Bordado en uno de sus viejos pantalones, Lucas encuentra el número de teléfono de su madre, que se lo cosía en la ropa por si se perdía. Lucas se muere de ganas por llamar a su madre pero no lo hace, pues su padre se lo tiene prohibido. Héctor ha pasado la noche en vela junto a Marcos, que se recupera de su intento de suicidio en la habitación de un hospital.

Paula y Lucas están muy preocupados por Evelyn. Durante la noche se ha levantado y se ha puesto a merodear por los pasillos del colegio. Marcos ve una y otra vez las imágenes grabadas en el USB que le dio la psicóloga, en las que su madre recuerda fragmentos de su infancia, aquellos años en los que todavía se llamaba Irene Espí y vivía en un orfanato.

La guardia civil llega al internado para averiguar la relación entre Pedro y el cadáver que llevaba en el maletero. Los indicios son manipulados para que parezca que Pedro le envenenó. Lucas vuelve a tener la pesadilla en la que ve a su padre apuñalando a alguien con un destornillador de mango amarillo. Julia ignora por qué su padre sale en el vídeo de las regresiones de Irene Espí.

Para demostrar a sus amigos que él sí confía en su padre, Iván decide firmar los papeles de la patria potestad. Sin embargo, pronto se da cuenta de su error, ya que mientras su padre guarda los papeles en el maletín, Iván llega a ver en su interior una carpeta con el símbolo de géminis. Héctor necesita urgentemente dinero en efectivo y llama a la joyería para vender otro de los diamantes.

Carolina está convencida de que Amelia esconde algo y más después de comprobar la complicidad que tiene con Noiret. Pero Marcos cree que las suspicacias de Carol se deben a una simple cuestión de celos. Aunque Toni sigue chantajeando a Noiret, ha descubierto que Fermín también tiene trapos sucios que esconder, algo relacionado con el robo de cuadros y otras obras de arte.

Lucas por fin le confiesa a su padre lo que le atormenta por las noches: en uno de sus sueños premonitorios puede verle a él matando a alguien con un destornillador. Julia está segura de que la llave que encontraron en la habitación de Lucas servirá para abrir la caja fuerte de su padre.

El Internado se prepara para “La Fiesta de las Dos Lunas”, que se celebra esa noche. Iván y Julia parecen en su momento más dulce como pareja cuando reaparece, sin previo aviso, el padrastro y antiguo amante de Julia, que vuelve con la firme intención de retomar su relación. Jacinta encuentra a Héctor tirado en el suelo de su habitación.

Se celebra “La Noche de las Dos Lunas”, en la que, en conmemoración de una vieja leyenda, las chicas deben adornar su vestido con una rosa blanca al llegar la medianoche. Lucas está aterrado, pues en su horrible sueño premonitorio sale una rosa blanca en la escena del crimen. Julia descubre horrorizada que su padrastro ha vuelto a por el contenido que ella consiguió sacar de la caja de seguridad.