Gran Hotel

Una explosión ha devastado el hotel, hay muchos muertos y heridos. En las habitaciones que se han convertido en un hospital improvisado, Julio también está postrado en la cama.

Sofía representa una amenaza, ya que podría confesar el asesinato de Beatriz en estado de trance.

Con la devastación del hotel, Belén tiene que ceder el puesto de ama de llaves a Doña Ángela. Se acerca a la malherida Camila y deja desinfectante envenenado en su habitación.

Por casualidad, todas las partes implicadas se enteran con sorpresa de que Laura, la favorita de Javier, procede de la acaudalada familia Montenegro, que, entre otros bienes, posee minas en Argentina.

Alicia y Julio se dirigen a la finca de Soto. Una vez allí, son capturados y el destino de Julio parece estar sellado.

El día de su boda, Javier da muestras de arrepentimiento. Gracias a la estricta interferencia de Doña Teresa, finalmente pasa por el altar.

Ezequiel se ha atrincherado en el ático con Maite. Andrés es enviado como supuesto médico, armado con un anestésico. Con la ayuda de Maite consigue dominar a Ezequiel.

Durante los esfuerzos por descifrar el mensaje, Alicia se da cuenta de una extraña disposición de las llaves en la recepción, que resulta ser una pista para un código de letras.

En el Grand Hotel se celebra una recaudación de fondos para el orfanato planeada por el Padre Grau. En la terraza, Sofía y el Padre Grau intercambian un beso clandestino.

Laura no ceja en su empeño de convertir a Javier en un marido fiel y atento. Pero cuando su suegra le ofrece un puesto en el astillero familiar de Santander, Javier reacciona con una amenaza.

Diego ha sido visto enterrando el cadáver de su madre. Un desconocido con el antebrazo marcado procede a reabrir la tumba.

Tras conocer los detalles del futuro puesto de su marido en Santander, Laura impide que sea contratado por el astillero.

Un cadáver femenino desfigurado es encontrado e identificado por Andrés. Alicia, Maite y Julio visitan a su amigo en la cárcel.

Alicia denuncia a su madre a la que acusa de que, además del asesinato por encargo de Celia Velledur, también había estado al corriente de los malos tratos de Diego a su mujer.

Doña Teresa quiere convencer a Doña Ángela de que renuncie a su declaración y promete a cambio ayudar a Andrés. Doña Teresa encuentra en la habitación de Cisneros un medallón como los de Marta.

Andrés es declarado culpable del asesinato de Belén y es condenado a muerte, condena que se ejecutará la noche siguiente. Julio intenta salvar a su amigo, pero no lo consigue.

Para ayudarle a resolver sus problemas conyugales, Sofía le propone a Javier que consulte al psiquiatra, a cuyo tratamiento se sometió tras el asalto al Hotel.

Con el regreso de Belén, cualquier sospecha de asesinato contra Andrés queda descartada. Diego mantiene prisionera a Alicia, tratando de conseguir el nombre de su rival.

El inspector jefe Bazán tiene que escuchar la teoría de Ayala que sospecha que Belén es la autora de los crímenes e incluye a Bazán como su cómplice.

Andrés está sentado en el lecho de enfermo de Julio junto a Maite, que ama en secreto a Julio.

Andrés empieza a dudar poco a poco de su mujer Belén. Diego, que ha estado bebiendo agua contaminada, recibe un disparo de la hermana de Cisneros que lleva el vestido de Alicia.

Cuando Alicia se entera de que su madre tiene una aventura con un hombre que aparentemente quiere lograr su condena, le niega cualquier contacto.

Alicia es liberada. Ella le da las gracias a su madre, que había denunciado a su amante. Ayala le hace saber a Diego que está informado de la verdadera identidad de Cisneros y de Diego.

Después de una cena que Julio y Andrés han organizado para los cuatro amigos, Maite y Andrés se dan un beso. Julio le dice a Alicia que se reúna con él en la colina o se irá sin ella.