Diego, Santi y Fiti comienzan a obsesionarse con hacerse mayores, entonces se apuntan a la bolera del barrio para probar que aún son jóvenes. Allí se encuentran a Marcos, Raúl y Chuki, quienes les retan a jugar contra ellos. Se pican hasta disparar la cifra apostada. El equipo veterano toma el reto como una cuestión personal. Se entrenan duramente y se autodenominan “Los toros de Santa Justa”.